Las heridas emocionales en la niñez tienen consecuencias en la edad adulta. Por tal motivo siempre es bueno pedir perdón, cambiar de actitudes. Y sobre todo, buscar ayuda psicológica como también apoyo espiritual. 



Para un sano y pleno desarrollo de toda persona, se requiere que ciertas necesidades humanas sean satisfechas durante su vida. Principalmente hay que prestar especial atención durante su infancia: la de relación (convivir con otros); la de tener raíces y lazos significativos; la de tener un sentido de identidad (lugar en la familia y en el mundo); la necesidad de estructura. Y, la quinta, llamada de trascendencia. Es aquella que implica forjar nuestro propio destino.


Es la familia el lugar en donde debieran de ser satisfechas las cuatro primeras necesidades. La quinta necesidad de trascendencia es satisfecha por la persona a medida que va creciendo y llega a ser adulto.


La pregunta entonces es ¿Qué sucede en muchos casos? Por diversas situaciones el niño no puede satisfacer alguna o algunas de estas necesidades cuando es pequeño, lo cual repercute seriamente cuando llega a la edad adulta.


Los expertos las llaman las "heridas de la infancia". El abandono es una de ellas y puede presentarse por diversas circunstancias o situaciones voluntarias y a veces involuntarias de los padres:


* Padres indiferentes: cuando ambos estás demasiado ocupados y no prestan atención a las necesidades de sus hijos.
* Padres ausentes: por trabajo, conflictos emocionales, enfermedad física, incapacidad para comprometerse el papá, la mamá o ambos no están presentes en la vida del hijo.
* Muerte: del padre o de la madre, o bien de ambos, ese hijo se siente abandonado.
* Divorcio o separación: de los padres cuando son pequeños o adolescentes.
* Abandono físico: cuando ambos padres o uno de ellos abandonaron el hogar, el hijo se siente que no es valioso.
* Enfermedad: cuando existe en casa un hijo enfermo o presenta problemas de cualquier tipo, otro miembro de la familia se siente solo.
* Niños que pasaron tiempo con personas pagadas para su cuidado: guarderías, orfanatorios, internados.
* Familias numerosas: cuando son muchos los hijos, puede existir la posibilidad que alguno de ellos se sienta relegado y abandonado por sus papás.
* Conmoción: cuando un hijo muere, y ya sea el padre o la madre se olvidan de que tienen otros hijos.
* Drogas: cuando se presenta una adicción en algún miembro de la familia. 
* Abandono emocional: no se valoran sus sentimientos, no se le toma en cuenta, no se le da apoyo. Puede darse un abandono emocional involuntario, simplemente por la incapacidad de amar de los padres.
* Injusticia: los padres o uno de ellos puede ser injusto al tener preferencia por alguno de sus hijos.


De forma inconsciente este niño crece y desarrolla estrategias adaptativas para sacar sus emociones negativas: frustración, enojo, hostilidad, ansiedad, inseguridad o desamparo y surgen diversas conductas:


* Ir contra las personas: con conductas agresivas y controladoras: nadie me hará daño.
* Ir hacia las personas: con comportamientos serviles y complacientes, lo que quiere es ser visto o bien ir lejos de las personas; si me mantengo alejado, no podré ser dañado.


Es importante que el adulto reflexione sobre este tema, si se sufrió abandono durante la infancia, y a estar convencido de que hay que aceptarlas y sobre todo cambiarlas. Luego de ello, lo más importante es no repetir esta conducta con los hijos. Más bien todo lo contrario. Es decir apoyarlos, conocerlos mejor, amarlos y comprenderlos. 

Por Lucía Legorreta
(Estractado de la publicación
digital "Yo influyo")