El aprendizaje es moneda corriente a lo largo de todas las experiencias del hombre y a lo ancho de todo el campo de conocimientos posibles. Tal se juzga como factor determinante por ejemplo para modelar el carácter, modificar la conducta, responder a situaciones nuevas, enfrentar una crisis, buscar la solución a un problema, etc. El mismo pone a prueba el sistema de educación familiar, institucional y social; somete a juicio crítico a padres de familias; Ministerio de Educación; Estado, Iglesia, medios masivos de comunicación y cuánta entidad cargue con la responsabilidad de construir en proceso, los conocimientos base de una cultura, tradición y costumbre.
Por su parte, la falacia es el vehículo que transporta parte de esos aprendizajes traducidos en formas concretas de nuestra alocución en verdaderas cuestiones y soluciones de respuesta inmediata sobre tales conocimientos.
La falacia en cuanto a razonamiento o postulado de la razón, está en el campo de la filosofía y por ende de la lógica. Se presenta como una aproximación cierta a la realidad que tiene por efecto desde su formulación en el discurso una respuesta que se produce cuando un argumento pretende que exista una solución precisa y harta frente al desconocimiento o la duda de una cuestión. En ella esa respuesta final a la problemática planteada debe ser impugnada ya que en una significativa parte de tal cuestión el problema inicial permanece a pesar que el mismo fue tratado o previsto como rechazado, pues, una parte del problema seguirá existiendo como una explicación definitiva ante tal dificultad.
Este es un ejemplo clásico del pensamiento en claro y oscuro, en los que una persona no entiende la compleja interacción entre las cosas, y como consecuencia, reduce los problemas complejos a un par de extremos binarios.
Es común que en este tipo de argumentos, la gente común e incluso aquellas del campo político, científico, económico, cultural, etc., cometan este error de omisión ya que ningún detalle sobre la cuantía de la solución se afirma que no funciona, sino que sólo se expresan en términos vagos. Alternativamente, puede ser combinado con la falacia de la viveza engañosa, cuando por ejemplo en el caso específico de una solución no se describe el detalle exhaustivo o tipos de base que se tienen en cuenta.
La falacia es una especie de aparente dilema, es decir, un planteo de opción sin salida engañoso.
Como ejemplo de pensamiento falaz tenemos: Los esfuerzos para educar contra la delincuencia no serán suficientes. Los individuos inescrupulosos seguirán atentando contra las personas y perturbaran la paz social.
Los programas contra el infanticidio o el aborto no darán resultado. Las personas en situación continuaran atentando contra el embarazo e interrumpiendo la vida del recién concebido.
La entrega de cargos y por ende los trabajos en la enseñanza para garantizar la educación no son los avalados por los concursos y la carrera docente. La cobertura de los mismos continuará sin examen de ingreso a la docencia procurándose estabilidad laboral.
A ellos corresponde la siguiente refutación: Si bien toda educación no será suficiente para frenar la ola delictiva, la estadística se puede disminuir considerablemente realizando una estrategia de gobierno que resulte a favor del ciudadano.
Es cierto que las campañas de concientización y reconocimiento por el origen de la vida no alcanzaran para proteger al niño por nacer, sin embargo es válido el dictado de una ley que proteja la vida del concebido y por ende una enseñanza escolarizada y superior que valore la vida desde sus inicios.
Aunque previsto por ley el régimen de concursos seguirán incorporándose en la enseñanza docentes que no son profesores, la Administración de la Educación puede aumentar el porcentaje de profesores con título docente sosteniendo el régimen legal vigente en pro de mejorar la calidad de la educación y metodología de la enseñanza.
Existen postulados que en sí encierran una aparente falacia pero que al análisis de los mismos estos terminan siendo axiomas verdaderos y si se quiere, sujetos a comprobación como por ejemplo: La educación condicionada por el dinero pierde nobleza y jerarquía, o lo educativo no puede absorber a la enseñanza y desproveerla de contenido significativo pues la educación nos remite a lo cotidiano y la enseñanza a lo sistematizado.
Procurar que el aprendizaje refleje criterios de verdad hace al hombre providente.