El canal Céspedes es utilizado con frecuencia como una cloaca, al arrojar todo tipo de residuos que contaminan el agua.


La red de riego de la provincia de San Juan es tan extensa y compleja que requiere de un permanente mantenimiento para que el agua llegue sin dificultades a todos los puntos que han sido previstos con dotación y derecho de riego. La realización de la monda anual es una prueba de ello, ya que todos los años se destina un período para trabajos de reparación de canales impermeabilizados y la limpieza y desembancamiento de los canales de tierra o ramos regadores. Durante, aproximadamente, un mes se suspenden los caudales destinándose el agua a los embalses que forman parte de la sistematización del río San Juan.


No obstante la monda, durante todo el año se hacen necesarias tareas de limpieza que de no hacerse correctamente perjudican el normal funcionamiento de los cauces provocando el desaprovechamiento del agua, algo que resulta inadmisible en estos momentos. En esta tarea también debe colaborar la población evitando ensuciar el entorno con desechos que resultan perniciosos para los canales.

El mantenimiento de la red de riego garantiza el aprovechamiento de los caudales, por lo que debe realizarse de manera esmerada evitando su contaminación y desbordes.

Este diario pudo comprobar en el propio terreno la inoperancia que en ocasiones predomina cuando se realizan tareas de limpieza cerca de los canales. En las inmediaciones del Canal del Sur o Céspedes una cuadrilla de obreros municipales de Rivadavia utilizaba este cauce para arrojar todo tipo de basura, especialmente botellas de plástico, bolsas de polietileno, trozos de telgopor, y cajones de madera que iba encontrando a su paso, sin tener en cuenta la contaminación de ese curso hídrico y los taponamientos que se producen más adelante. Algo similar se pudo observar en un tramo del canal Benavídez, también conocido como del centro o Ciudad, que recorre una amplia zona entre Capital, Chimbas y Santa Lucía, donde cuadrillas municipales de estos dos últimos departamentos fueron observadas arrojando residuos, especialmente material orgánico, que al descomponerse provoca feos olores que afectan el ambiente. Esto mismo ocurre en varios puntos de la red de canales o red de riego del valle de Tulum, un sistema que tiene su origen en los diques de Punta Negra y Ullum; el dique nivelador José Ignacio de la Roza y el Canal General Matríz que al llegar al Partidor San Emiliano, da lugar a tres canales matrices, el del Norte o Quiroga; del Centro o Ciudad y del Sur o Céspedes. A partir de ellos se ramifica en secundarios y terciarios alcanzando los doce municipios del Valle de Tulum.


La red de canales tiene una longitud total de 1.135 km impermeabilizados y 789 km de tierra y riega una superficie cercana a las 135.000 hectáreas.

La contaminación de los cauces es muy perniciosa para cualquiera de las actividades que surgen del uso del agua como el cultivo de productos frutihortícolas o el consumo humano, por lo que es necesaria una estricta vigilancia de lo que se arroja en los cauces. Preservar este sistema requiere de controles permanentes, como también de sanciones para quienes sean sorprendidos contaminando los cauces. De la misma manera un plan de obras por parte del Departamento de Hidráulica que avance en la mejora de una red de riego que ha sido modelo del país y de latinoamérica por mucho tiempo y que debería seguir siéndolo en un momento tan crucial como es la actual escasez de agua.


La colaboración municipal con Hidráulica para que los canales estén en buenas condiciones y no se conviertan en una cloaca a cielo abierto es un requerimiento necesario ya que se precisa de todos los organismos del estado para ejercer estrictos controles que garanticen un agua limpia y sin contaminar circulando por los cauces.

Por Alfredo Correa
DIARIO DE CUYO