La lucha contra la corrupción ha sido uno de los grandes temas de discusión en la campaña de la segunda vuelta presidencial colombiana, aunque ni el izquierdista Gustavo Petro ni el populista Rodolfo Hernández, que la tienen como bandera, concretan la forma de combatirla. 


"Si hubiese propuestas sería muy fácil comentarlas, pero son propuestas gaseosas, son propuestas que no tienen fondo", comenta Henry Amorocho Moreno, profesor de la Universidad del Rosario, de Bogotá.


Este flagelo, señala este experto, tiene múltiples orígenes y los principales implicados son los sectores público y privado, a lo que se agrega que los órganos de control y la justicia no operan como deberían.


En Colombia, el "sector público tiene una función: que es un gran comprador de lo que produce el sector privado" y un alto número de casos de corrupción se dan porque "no hay planeación" a la hora de comprar, agrega.


Cifras de la Contraloría General de Colombia muestran que la corrupción le cuesta anualmente al país unos cinco puntos del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, alrededor de 50 billones de pesos (casi 13.000 millones de dólares).


RECETAS Y MEDIDAS

En la campaña, Petro ha propuesto la implantación de una serie de medidas contra la corrupción, como la meritocracia, la autonomía administrativa y presupuestal, el acceso expedito de la ciudadanía al sistema judicial mediante herramientas tecnológicas y una legislación de protección a quien denuncie hechos de corrupción. 


Por su parte, Hernández plantea que no prescriban los delitos cometidos por los políticos si estos atentan contra el patrimonio público, así como la creación de un sistema central de control fiscal y acabar con el atraso tecnológico en el sector público, entre otras medidas. Sin embargo, el profesor Amorocho dice que las propuestas de ambos son "superficiales" porque ninguno de los candidatos ahonda en la forma de ejecutarlas.


PROBLEMAS CRÓNICOS

La corrupción es un problema enquistado desde hace décadas en la política y en el sector público colombianos, tanto que el expresidente Julio César Turbay, que gobernó de 1978 a 1982, dijo en alguna ocasión: "Hay que reducir la corrupción a sus justas proporciones".


Organismos como Transparencia Internacional sitúan a Colombia entre los cuatro países más corruptos de América latina, entre los cincuenta primeros a nivel mundial. 


SOLUCIONES DE FONDO

"Eso es sólo una muestra de todo lo que ocurre en el campo nacional en corrupción, en los territorios y en la rama judicial", dice el académico de la Universidad del Rosario, quien subraya que la solución pasa por tener un Estado fuerte, planear las compras, contar con una justicia eficaz y que los órganos encargados de vigilar al Gobierno de turno "no sean sus amigos". Pero mientras no se llegue a un acuerdo, Colombia seguirá a merced de las promesas de los candidatos de turno, con propuestas que no pasan de ser meras declaraciones de buenas intenciones. 

 Por Ovidio Castro Medina
Agencia EFE