Ante la distorsión de los precios, hay quien dice que no se debe comprar en los hipermercados, pero en esta coyuntura no es la manera de plantear el tema, ya que no se debe atacar siempre al comerciante, sea grande o chico. La inflación real comienza desde el gobierno y los sindicatos para abajo. Veamos como:

En un ejemplo elemental, si en una casa se elaboran pan y empanadas para ganar el sustento y hay dos empleados, la cantidad de unidades vendidas no sólo no aumenta sino que baja, porque aumenta el impuesto municipal en un 40%, la tasa de comercio, que es una exacción al comerciante, un 38%, el impuesto inmobiliario, porque revaluaron la propiedad, un 25%, el impuesto a las ganancias, aumenta la base del monotributo y se paga el doble. Además, aumenta la patente de la camioneta que se usa para el reparto un 15%; los trámites anuales que se desdoblan en mas, que involucran varios profesionales necesarios para mantener la habilitación del comercio donde son tan complejos e intríncados que terminan sacándole más dinero al comerciante.

Ahora hay que renovar la cédula verde del auto cada un año. Antes era sin vencimiento, luego pasó a ser cada dos años, pero vieron el negocio y la bajaron a un año si no, sacar la cédula azul para cada miembro de la familia. Y no puede prestarse el auto ocasionalmente a un familiar por un fin de semana, ya que el Registro del Automotor no abre para tramitar de urgencia una cédula azul. Nada de esto tiene justificación técnica que pueda ser rebatida por completo, salvo la idea de sacar más plata.

Si se va a hacer un trámite con un hijo, piden la partida de nacimiento actualizada. No sirve la de 30 días atrás, otro atropello burocrático del Estado. Y puedo nombrar decenas de trámites más, inventados sólo para lucrar y no para mejorar nada.

Todo lo mencionado hasta ahora es proveniente del Estado Nacional y/o provincial que incide tremendamente en los costos fijos del ciudadano que se pone en riesgo para generar trabajo. Por otro lado viene un aumento del 25% del gremio, correspondiente al sueldo del empleado que se tiene, para compensar el desfasaje, y eso implica el aumento de aportes sociales. Los servicios de luz, gas, obras sanitarias, combustibles, peajes, también aumentan un porcentaje "X".

El resultado posterior a todos estos aumentos es que si antes se vendía lo que vendía y ganaba $3.000 netos para vivir, ahora sólo se gana $1.500 y con eso es imposible. Los aumentos generados por el Estado hicieron crecer la bola de nieve.

Quedan dos caminos. El primero es despedir a un empleado porque el negocio no da para pagar dos sueldos, camino que es un parche, pues después se deberá hacer lo mismo con el otro, hasta cerrar el negocio y buscar un empleo público. El otro camino es el de aumentar los precios para mantener el margen de ganancia y no despedir a nadie ni cerrar el negocio. Efectos colaterales: enfrentamiento del empleado con el empleador y del pobre contra la clase media para arriba.

Se dice que la Ley de Medios Audiovisuales se dictó para evitar monopolios. Es una mentira. Los piqueteros que siembran miedo y destrozos y atacan a todos quienes no son oficialistas. Los informativos que eluden decir lo que pasa realmente en el país, como por ejemplo la inseguridad, haciendo que en los programas que se enfrente el trabajador con el empleador, crean el resentimiento que tiene el empleado con el patrón cuando cambia el coche, o se muda, gracias a muchos años de trabajo y esfuerzo honesto.

Esto parece una estrategia lanzada para confundir a las clases humildes y la gente que no tiene conocimientos de la compleja marcha de la economía. Además, se busca justificar las grandes falencias en la conducción económica y financiera del país, atribuyendo las culpas a los comerciantes, productores e industriales.

Conclusión, llevemos este ejemplo al hipermercado y a las fábricas. Estos trabajan también para ganar y no para perder. Les sucede lo mismo que al ejemplo mencionado, con la diferencia que arriesgan mucho más. La actitud a tomar es, en lugar de echarle culpas a estos, echarle la culpa al creador de la inflación y voraz recaudador por malgastar los fondos o, sea al Estado.

Un consejo: en lugar de hacer piquetes en las rutas, los hiper y empresas, hacerlos al Gobierno nacional, en las gobernaciones y municipios, exigiendo bajar el gasto público para bajar los impuestos, tasas y servicios.