"Uno puede hacer cualquier cosa, menos evitar las consecuencias". Nuestro país ya sufre consecuencias definitivas posteriores a las elecciones primarias. Importa poco cuáles fueron las causas ni quiénes los culpables. Tampoco quiénes ganen o pierdan la elección de octubre. Hay un sistema de gestión de empresas que puede resumirse con pocas palabras: no intentemos justificar hoy lo que no hicimos ayer. Es mejor saber qué conviene hacer hoy. Pensar que las cosas de fondo se resolverán con las elecciones, es un error. Podrá haber modificaciones de estilo y que algunos nos gusten más que otros, podrá darse prioridad a unas cosas o a otras, pero hay problemas cuya solución tardará en encontrarse y tiempos que no se acortarán sólo por expectativas. Hemos superado los 2.000 puntos de riesgo país y un lugar atractivo para inversiones debe medir unos 200 o 300 puntos. No vale hablar de inversiones externas sino de los propios argentinos. En este aspecto estamos a la par o peor que los más pobres y desordenados países de África y, por ejemplo, de Cuba. De esa posición no se sale de un día para otro, como no se salió del sistema estatista por la mera llegada de Macri ni siquiera después de su segundo triunfo en las elecciones de medio término. Si en el fútbol un equipo cae de categoría, debe esperar al menos un año para volver a primera y la batalla es muy difícil. Más si se ha bajado dos escalones y ni decir tres. A medida que se desciende en la tabla la lucha es más desesperada. La calificación del perfil crediticio de un país o de una empresa la rige Standard & Poors y ha diseñado varias categorías: AAA es pago seguro, AA, casi seguro, A, alta capacidad de pago pero susceptible a cambios circunstanciales, BBB capacidad adecuada de pago pero vulnerable ante condiciones adversas. Las que siguen, BB, B, CCC y de ahí para abajo son especulativas sin grado de inversión. Argentina está en CCC, y, luego de las últimas medidas, en S/D (Selective Default o Incumplimiento Selectivo) que es cuando el emisor ha resuelto pagar algunas cosas y otras no. En otros términos, un eventual interesado en poner plata debe esperar ganar mucho poniendo poco o arriesgar a situaciones cercanas al delito. Como en los supermercados, en el sistema financiero hay primeras, segundas o terceras marcas. Es posible encontrar una tercera marca de buena calidad, pero se puede probar con un paquete de yerba, no con un fondo de pensión cuando el error puede costar centenas de millones a un grupo de jubilados. Somos marca mala y con malos antecedentes, cambiar eso llevará tiempo.
¿Qué pasará después de las elecciones gane quien ganare? Aquí algunas hipótesis:
1- Escasearán los dólares, la ausencia total de crédito hará que, como decía Aldo Ferrer, tengamos que vivir con lo nuestro. Se podrá gastar sólo el excedente de comercio exterior y eso tiene varias consecuencias: a) Pueden faltar insumos-repuestos para artículos importados. Eso invita a que quien intuya que los pueda necesitar, los compre ahora mientras estén en la estantería. b) Por la misma razón bajarán los precios de esos bienes, sobre todo autos y motos usados de origen externo. Si desea comprar un auto importado, que sea nuevo para que aguante los 3 años de garantía. En ese lapso tal vez la cosa cambie como ha ocurrido otras veces.
2- Hay que pensar menos en viajes al exterior. Eso tiene la contraparte buena de revitalizar el turismo interno. A contratar rápido las comodidades del destino elegido para este verano antes de que la gran demanda suba los precios.
3- La escasez de repuestos importados mejorará el perfil de la industria local, esa es la parte buena y puede resurgir el viejo tallercito de la esquina, aquél de "lo atamos con alambre". También tiene su bondad.
4- En los súper ya prácticamente no hay artículos de afuera. Es que aquí producimos con buena calidad casi la totalidad de los alimentos, es más, nosotros los exportamos. Esa diferencia es muy notoria cuando se va a cualquier súper de latinoamérica. Pero si quiere beber algún whisky, comprar un perfume o delikatessen, es mejor hacerlo ahora.
5- En medicamentos nunca hubo problemas serios salvo algunas especies muy singulares para enfermedades escasas. Pueden subir de precio pero es difícil que falten.
6- En textiles pasará lo mismo que en alimentos. Producimos de lo mejor y nunca se vio la necesidad de acudir a ropa importada. Si las regalías salen caras para ciertas marcas, aparecerá la sustitución de importaciones con vestimenta local que es de gran calidad.
7- La construcción podría verse beneficiada con la restricción a la compra de dólares después de los 10.000. La inversión en ladrillo nunca fue mala. Ya lo dijo el banquero Rothschild "si ves que corre sangre por las calles, compra propiedades". Las propiedades no bajan de precio. Si tiene que hacer algún arreglo para la casa, aproveche que hay mano de obra ociosa antes de que escaseen los albañiles.
8- Compre todo lo que pueda con tarjeta Ahora 12 y si es posible en 18 cuotas. La tasa es muy alta pero los comercios ponen el mismo precio que al contado. El crédito tomado quedará fijo y es posible que los salarios o ingresos acompañen a la inflación. Eso sí, no deje de pagar el total del resumen al vencimiento. Pagar solo el mínimo es un suicidio.
9- "Con esta tasa es tan delincuente el que presta como el que pide prestado" me dijo cierta vez el gerente de uno de los principales bancos nacionales. El que presta sabe que no le pagarán y el que pide que no devolverá lo pedido.
10- Leche, nafta, acero y cemento siempre siguen el precio internacional. Algunas de esas cosas se pueden acopiar. Si tiene muchos hijos que alimentar, ya sabrá lo que tiene que hacer.
11- El arte, los espectáculos tendrán más producción local. No más Rolling Stones o cosa parecida. San Juan será el primer ejemplo con La flauta mágica el mes que viene.
Resumiendo: para gastar más no se podrá acudir al crédito externo y los productores, industriales y consumidores dicen que ya no pueden pagar más impuestos. La única forma que nunca falla es trabajar para conseguir recursos genuinos. Gane quien gane.