Por Diego Romero (*)



"Si la Argentina ha contribuido a hacer mi vida, yo tengo que contribuir a hacer la Argentina'', esto escribía tiempo atrás el pensador Ortega y Gasset. Estaba decidido a hablar con fervor sobre la Argentina, luego de tantas criticas de jóvenes intelectuales de aquella época. "Es decir, al respecto, "en tiempos de desmoralización, como los que describía Arrayagaray en la columnas de la Nación (de entonces), Ortega opinaba que lo decisivo no es lo que se dice, o se opina de los demás, sino hacerse de destino...'', decía Marta Campomar.


Oportunamente, nuestro país volvió al debate orteguiano del siglo pasado que casi como una letra invisible obligaba a repensar la realidad caudillista de entonces. Es decir, ahora también se confunde a la Nación con lo que "debe ser'', a lo que realmente "es'' ¿Hay una diferencia entre moral y ética? La moral es perfeccionista y no pasa por lo religioso solamente. El moralista va al punto, detalle, y nada se le debe escapar. En esta psicología rigorista todo debe funcionar como un relojito. Esto debe ser así y perfecto. Sin excusas. Sino sale del modo que se quiere oír, el moralista ataca, descalifica, opina de los demás, descuidando lo auténtico. En cambio, la ética en lo que debe ser, no olvida el presente que le toca vivir. Busca la felicidad. El fuerte de la ética socrática.


Sin embargo, con ello no se pretende afirmar que no queda otra que la resignación y el conformismo. No obstante, el acostumbrarse fue algo distintivo del criollo, que se sentía descuidado ante lo novedoso ¿Cuándo se descuida lo autentico? Se olvida cuando la Argentina se siente desmoralizada, que todo vale, que no hay valor absoluto al cual atenerse. Si no hay verdad o todo es relativo al momento cultural oportuno, no hay nada firme. La forma de descuidar el futuro es la de no tener algún principio o regla clara a la cual atenerse. Si descuido ello solo se produce la resignación o la desconfianza. El todo vale. La división. Todo es forzado hasta el extremo. 


Por ello, actualmente, en esta línea lo que pretendo afirmar es que la Argentina se encuentra dividida entre aquellos que sueñan siempre con lo que se "debe ser'', y están embotados en esa lucha, y que es en este contexto cuando se resigna lo que "realmente es'', con lo que se vive todos los días. Ello es la realidad de la sobrevivencia, el individualismo por temor a perder el empleo, el miedo a que alguien descalifique por lo que se dice o hace.


Es decir, un Ortega para vagabundos sin ilusión es lo que se revive, si frente a la proletarización material, resurge ahora la condena de una proletarización espiritual, utilizando términos de Marx. Esto es cuando los jóvenes no tienen a que atenerse.

"La vida resulta un problema porque es una lucha incesante con las cosas'' 

Lo pasado heredado se derrumba y el futuro aparece inundado de incertidumbre ¿Qué es la angustia? Es la que se crea cuando nada dura, todo corre rápido, cuando la realidad se está evaporando, y aquellas ideas recibidas de generaciones pasadas, sólo sirven para una seguridad ilusoria. 


Oportunamente, el contribuir a hacer la Argentina no pasa solamente por la postura ideológica o política que alguien tenga frente a lo demás, sino en contribuir a un hacer auténtico de salida a ello, pero sin descuidar la realidad.



(*) Periodista, filósofo y escritor.