Reciente. La última publicación del Archivo General de la Provincia, que salió pocos días atrás.
 

¿Para qué sirve la historia? No todo sirve en el sentido utilitario y práctico. El arte, por ejemplo, es una expresión del espíritu, del simbolismo propio del ser humano, así también la filosofía, esa investigación infinita sobre el propio ser, la poesía que describe hechos y sentimientos de un modo bello, la música y la pintura tienen en general un fin en sí mismas, no pretenden significar nada. Le preguntaron a cierto autor qué pretendía decir su poesía y respondió: "Si hubiera querido expresar otra cosa hubiera escrito otra cosa, significa nada más que lo que está dicho". Hay disciplinas que no tienen una utilidad que nos permita un beneficio inmediato, como un vaso de agua o un bocado de comida. La historia, sin embargo, tiene una finalidad no inmediata pero tangible porque es la que nos agrega un antecedente de cómo resolvimos ciertos problemas en el pasado, para repetir la fórmula si fue acertada o para intentar otra cosa si fue un error.

Habiéndose cumplido 200 años de la declaración de la Autonomía de San Juan y de su administración política independiente, la Revista Memoria y Derechos del Archivo General de la Provincia, un anuario que lleva 15 ediciones realizadas y que fue creado por ley inspirada en el Dr. Juan Mariel Erostarbe, tomó a las antiguas "pestes" para varias de sus notas, comparándolas con los conceptos y decisiones que se tomaron para gestionar el Covid-19.

El nombre "pandemia" es algo nuevo, surgido desde un ente inexistente en el pasado, la Organización Mundial de la Salud, nacida al final de la Segunda Guerra Mundial dentro de los organismos de las Naciones Unidas. Según el prolijo relato de las investigadoras Susana Frías y María Inés Monserrat, pocas cosas han cambiado. Agua, aire y ventilación ya eran tenidos en cuenta como elementos básicos y necesarios para el emplazamiento de las ciudades de la América Hispana. Así fue la excusa que puso Pedro del Castillo para trasladar la ciudad de Mendoza desde el primer emplazamiento en el sitio arqueológico "área fundacional" a un tiro de arcabuz hacia el sur. En realidad fundó la "Ciudad de la Resurrección" para intentar borrar, sin conseguirlo, el nombre de "Mendoza", apellido de García Hurtado de Mendoza impostor que aprovechó una ausencia de su Jefe en la Capitanía de Chile para dejar su señal en la historia.

"Aire puro" recomendaban las Leyes de Indias de 1680, "actividades al aire libre" es lo que recomendamos hoy para evitar los contagios que produce la pandemia.

"Distanciamiento social" insistimos hoy al describir uno de los remedios básicos contra el contagio, una forma presuntuosamente técnica pero que es igual al aislamiento que se practicaba hace cientos de años, intuyendo que el problema radicaba principalmente en los centros poblados o en las incipientes ciudades que se estaban formando. Hubo casos graves como la lepra, para su tratamiento se llegaron a crear aislamientos reales, es decir islas constituidas en verdaderos campos de exclusión o concentración llamados "leprosarios", en los que las víctimas quedaban condenadas a muerte en soledad junto a otros infectados, es decir en su misma condición. Caras cubiertas con máscaras fueron el antecedente de las actuales mascarillas o barbijos. La discriminación de los enfermos ya fue común en 1760 cuando el Procurador porteño expresó en un Memorial que eran "dañinos para la República". Hoy vemos algo parecido en lo que está sucediendo en Formosa.

Los Chivos Expiatorios, acusados de ser causantes de la tragedia por enojar a los dioses, fueron casi siempre minorías como negros o judíos, hoy reemplazados por otros grupos como los viajeros que luego de sus vacaciones afuera regresaron acarreando la peste, los "runners" de Palermo en Buenos Aires o los llamados "fiesteros", casi siempre jóvenes que se resisten a permanecer un año sin socializar.

El control de circulación es otro recurso muy antiguo así como la restricción al transporte de mercaderías muchas de las cuales se quemaban por las dudas. Hemos visto ahora cómo algunas provincias hasta cavaron zanjas para evitar la llegada de "extranjeros" o el paso de camiones. La cuarentena.

Aquí apareció una diferencia curiosa y difícil de entender. En el pasado se exigía separarse por 40 días a los portadores de la peste no a los sanos a quienes ahora se ha prohibido salir de su casa y por un lapso mucho mayor. Algo común al pasado y ahora ha sido cerrar un pueblo o ciudad que ya se consideraba contagiado, en nuestro caso se aislaron barrios o manzanas por cierto tiempo.

Como se ve, y así surge del estudio de Susana Frías y María Inés Monserrat, poco se ha aprendido del pasado, quizá por no estudiarlo suficientemente. Hay cosas nuevas, pocas pero existen. La rapidez con la que se ha conseguido armar una vacuna, que aunque se dude todavía de su eficacia o del tiempo que dure la inmunización se ha podido producir en grandes cantidades y en unos pocos meses. Los protocolos diseñados, aunque en algunos casos algo exagerados o difíciles de cumplir y controlar, también son algo novedoso que tal vez sirva para el futuro en el que naturalmente deberemos esperar otras pandemias de rápida difusión por el avance de las comunicaciones.

El concepto de "burbuja" para desplazarse en viajes o realizar espectáculos deportivos, el trabajo a distancia ya venía creciendo por sí solo resultado del avance tecnológico pero de un día para otro se generalizó, el e-commerce que también comenzó hace más de 20 años pero que ha explotado gracias al mejoramiento de la logística y la educación pública a distancia, remedio obligado para no perder el año. Todo archivo es un custodio de la realidad pasada, seguramente lo que estamos haciendo o hemos hecho respecto de la pandemia, quedará registrado como experiencia vital para el futuro. Vaya un reconocimiento para el Archivo General de la Provincia sus directivos y personal.