Los oasis cordilleranos, una muestra del valor que tiene el verde en San Juan.


La materia prima del turismo la constituyen los atractivos naturales o creados por el hombre que posee cada lugar. Estos son los que motivan a que las personas decidan visitar un determinado lugar. Una prueba de ello son las promociones turísticas basadas en mostrar paisajes o sitios determinados de una provincia, una región o un país.


La promoción que se hace de nuestra provincia se basa en mostrar sitios donde se pueden realizar distintas actividades vinculadas a las características de nuestra geografía. De esta forma se muestra gente escalando montañas, practicando surft, realizando caminatas o practicando ciclismo. También concurriendo a los observatorios astronómicos de El Leoncito o la estación de altura Felix Aguilar, ambos en Barreal.


Para llegar a estos lugares, se utilizan rutas que atraviesan por distintos lugares con predominio del desierto u oasis donde el verde adquiere una importancia fundamental.


Es que en nuestra provincia el hombre ha tenido que adaptarse al medio y adaptar el medio a sus necesidades plantando árboles, construyendo redes de riego y espejos de agua artificiales mediante los diques, con los que ha creado los oasis en los que ahora transcurre gran parte de la vida de los sanjuaninos.


Lamentablemente hay casos en los que observamos que no hay un cuidado esmerado de estos elementos creados. Se los abandona y se los deja a la buena de Dios sin considerar que es necesario cuidar todo lo que contribuye nuestro patrimonio. Hay que evitar que los depredadores de siempre sigan atacando la arboleda y los espacios verdes que tanto nos costaron construir. Sino vemos lo que se quiere hacer con la Escuela de Enología o lo que se ha hecho en varias partes con la centenaria arboleda a las orillas de rutas y calles.


Debemos promover el amor por lo verde y educar a las nuevas generaciones con el ejemplo en materia de preservación de nuestra flora.


Hace unos días estuve en un acto en la Celda de San Martín del Colegio Santo Domingo y mientras esperaba el inicio de la ceremonia observé con gran tristeza el mal estado en que se encuentra un pequeño parral y otras plantas dispuestas en el lugar. Están totalmente abandonados y es una pena que esto ocurra ya que este lugar histórico es visitado a diario por muchas personas, especialmente turistas que llegan a la provincia.


Consideré que si en ese establecimiento educativo se dictan materias vinculadas con el medio ambiente como Geografía, o con la historia o la educación cívica, se podría aprovechar para que los alumnos de esas materias dediquen algunas horas a realizar trabajos de mantenimiento de la parte verde de las dependencias.


Aprendiendo a mantener el verde de la escuela, estos chicos podrían convertirse en difusores de conocimientos y costumbres en sus propias hogares o para el resto de la comunidad.


Turismo, cultura y medio ambiente deberían estar entrelazados para el cuidado del poco verde que tenemos en nuestra provincia.



Por María Teresa Forradellas 

Licenciada en Turismo.