En el mundo, se observa que los autoritarismos, regímenes dictatoriales, de los que habla en su libro Friedrich von Hayek.


"Camino de servidumbre" es un libro que escribió el economista liberal Friedrich von Hayek, en 1944. ¿Por qué motivo lo hizo? Hayek se dio cuenta que el mundo occidental estaba, en esos años, perdiendo el rumbo. El sistema económico basado en la libertad de los términos del intercambio, en el respeto a las garantías individuales, a la propiedad privada, entre otros, estaba a punto de colapsar. Algunas señales habían adelantado ese momento. La revolución rusa de 1917, la caída de las bolsas mundiales de 1929, el advenimiento del fascismo en Italia, y del nazismo en Alemania, eran poderosos indicadores de que lo que hizo grande al mundo, desde la revolución industrial y el advenimiento del capitalismo en adelante, iba camino a perecer. Y abandonar ese camino, conduciría a regímenes totalitarios, de economías dirigidas, de controles y cepos que no harían más que llevar a los pueblos, de vuelta, hacia la servidumbre propia de las monarquías y de los señores feudales, que pautaron el desarrollo de la humanidad hasta la Edad Media. 

Ciertos dirigentes parecen mirar con halago ese renacer de las teorías colectivistas. 

SUENAN LAS ALARMAS

Pues acaso, convenga ahora renovar esas alarmas. En el mundo, se observa que los autoritarismos, los regímenes dictatoriales, están avanzando lenta pero inexorablemente. Pero nos importa la Argentina. ¿Cómo nos estamos acomodando a esa nueva situación? Pues, de la peor manera. Ciertos dirigentes parecen mirar con halago ese renacer de las teorías colectivistas. Lentamente se ha ido preparando el camino para que ese giro en la conducción, se note cada vez menos. La extensión de la pobreza, de la marginalidad, del retroceso marcado en la educación del ciudadano, provoca la necesidad de un líder que los proteja, de un estado salvador que les dé garantías de que se llegara, al menos, a fin de mes. En otras palabras, de un asistencialismo que le asegure la manutención, aunque vea negada su capacidad de elección, relegándose a un sometimiento del cual va a ser muy difícil volver.


SÍNTOMAS DE SERVIDUMBRE

¿Cuáles vendrían a ser los caminos de servidumbre al que se refirió Hayek y hoy replican con sonora actualidad? Hay varios síntomas.

  • * Educación. Tema que, sin ser un experto, desde estas líneas he venido alertando, tal vez el reconocimiento más acertado provino de una entrevista reciente al actual ministro de educación de la Nación. Dijo, "debemos reconocer que hay alumnos de tercer grado que no saben leer ni escribir". Por supuesto que la pandemia tuvo mucho que ver en ese retroceso, pero las nuevas metodologías de enseñanza, también provocan no solo esa dificultad en alumnos de tercer grado, sino también en quienes van a abordar la enseñanza secundaria. Agravándose la situación en las deficiencias que se advierte en los exámenes de ingreso a las universidades, donde se han reportado profundas fallas en resolver ecuaciones matemáticas simples o para interpretar textos. Se calcula que solo el 16% de los alumnos secundarios, concluyen en término sus estudios. Ahí tenemos un inexorable camino de servidumbre para los nuevos ciudadanos, que tendrán serias dificultades en incorporarse al mundo del trabajo.
  • * Planes sociales. El sostenido aumento de los planes sociales, es otro sendero de esclavitud. Permite, a lo mejor, cubrir ciertas necesidades básicas, pero se ha creado una legión de ciudadanos condenados a mendigar recursos, en lugar de ganarlos dignamente con su propio esfuerzo. Debe reconocerse que los planes sociales sirven en determinadas situaciones. En países más desarrollados que el nuestro existen, pero son reducidos a un núcleo pequeño de pobladores, que por una u otra razón quedan rezagados en la escala social y se los debe asistir, necesariamente. Pero en Argentina han crecido exponencialmente y entiendo que el mayor desafío para quienes sean gobierno desde 2023, es ir solucionando ese problema.
  • * Desigualdad. Otro camino de servidumbre es la desigualdad. El trato groseramente preferencial que reciben las clases privilegiadas, por parte de un estado que parece proteger derechos que niega a la mayoría, lo es también, y desalienta al que quiere trabajar honestamente. Cuando no, alimenta las fuerzas incontrolables de la violencia, como se está viendo cada vez más insistentemente en nuestra sociedad. La intolerancia campea y basta con conducir un auto por cualquier calle de la ciudad, para darse cuenta que hay conciudadanos que están muy cerca del desborde emocional. Es violenta la desigualdad, y en el caso presente, es de admitir que es otra consecuencia de la virulenta pandemia que todavía nos azota.
  • * Cerrarse al mundo. Cerrarnos al comercio internacional, poner cepos, minar el camino de la iniciativa privada con miles de obstáculos burocráticos, la emisión descontrolada de dinero sin respaldo, y la consecuente inflación, son también caminos de servidumbre. Que no habrá de despejar la promesa de un "estado presente", para aquellos que quieran construir su propio futuro en base al esfuerzo y la creatividad personal.

El libro de Hayek, agudo y profético, tiene entonces una actualidad estentórea, frente a la omisión insistente de las enseñanzas de la historia. 

Por Orlando Navarro
Periodista