Generalmente, por razones emparentadas con la política circunstancial, hay artistas que se reiteran en los medios de difusión aunque no tengan ninguna proyección fuera del país.

Por cierto que el tema da para un análisis más extenso y profundo; pero trataré de destacar las aristas más notables de algo preocupante que nos ocurre a los argentinos y sobre lo que creo es necesario reflexionar seriamente: el de a veces sentirse o ser un extraño en el país que nos acunó.


Triste es la remanida frase de que "nadie es profeta en su tierra'', que es más o menos como decir que para triunfar es necesario ser reconocido fuera de ella. Sin embargo, justo es señalar que esto no siempre es así en todas partes. Hay lugares, regiones, pueblos donde sus personajes, sobre todo los provenientes del campo cultural o deportivo, son respetados, amados y exhibidos como exponentes que respaldan el orgullo del lugar que representan. Pero entre nosotros hay tantos ejemplos notorios donde ocurre lo contrario, que correspondería que los argentinos nos detuviéramos a pensar por qué ostentamos semejante paradoja.


Piazzola -reconocido en el mundo como uno de los grandes compositores de todas las épocas- tuvo que lidiar con la incomprensión de los argentinos para que su enorme obra triunfara entre nosotros. 


El tango es actualmente y desde hace muchos años música distinguida en todo el planeta, mientras que en Argentina -salvo honrosos ejemplos- no son pocos lo que la tratan como pieza de museo.


Por eso, como ejemplos notorios, no debemos minimizar ni fustigar las determinaciones o el destino de Sarmiento, San Martín, Atahualpa Yupanqui, Borges, Ginastera, entre otros, y la de varios próceres, de morir lejos de la patria. Algo ocurre con ellos en su tierra natal para que esto suceda, algo de algún modo los expulsa; hechos inexplicables pero dignos de ser reflexionados con profundidad. 


Generalmente, por razones emparentadas con la política circunstancial, hay artistas que se reiteran en los medios de difusión aunque no tengan ninguna proyección fuera del país. Hay una necesidad moral de señalar que en el veredicto de la historia nadie ha de acordarse de quienes lograron sitiales públicos sin el mérito suficiente; mientras que la memoria colectiva jamás olvidará (por ejemplo, en el escenario del tango) a Goyeneche, que llegó a ídolo cuando le quedaba un hilito de voz, Edmundo Riveros, a quien poco se lo escucha en los medios, María Graña, Estela Rabal, Virginia Luque, Alba Solís, Rubén Juárez, Julio Sosa, Roberto Rufino, Argentino Ledesma, Angel Vargas, el "Gallego'' Floreal Ruiz, Charlo, Jorge Vidal y nuestros ilustres conterráneos Jorge Durán y Alberto Podestá, junto a arquetipos históricos como Magaldi, Corzini y el inefable Gardel, a quien muy poco se lo ve desde el mensaje inolvidable de sus películas y sin embargo cada día canta mejor.

Por Dr. Raúl De La Torre
Abogado, escritor, compositor, intérprete