Existen diferencias más que llamativas si comparamos la tasa de interés de Brasil con la de Argentina, partiendo del hecho de que se trata de un elementos clave de la política monetaria en poder del Banco Central.


Mientras que en Argentina el nivel de tasa ha superado el 65 % vemos con asombro como en Brasil la tasa de referencia fijada por el Banco Central es del 6,5% nominal anual para el 2019. Si tenemos en cuenta que la inflación prevista en Brasil es del 3,9% para todo el 2019, se trata de una tasa de interés real del 2,5% anual. A su vez Brasil creció en 2018 en un 1,1%, mientras que Argentina destruyó-decreció su PBI en un 2,5 por ciento.


Es precisamente esta tasa de interés la que hace que el Banco Mundial sea relativamente optimista sobre el aumento del crecimiento previsto para Brasil, pues, se trata de un costo general del dinero que permite tomar prestamos por los factores productivos, empresas y familias sin que ello signifique un costo expropiatorio de su capital y de su activo acumulado.


En paralelo vemos en Argentina un panorama contrario, ya que sobre esa tasa superior al 60% que paga el Banco Central sobre sus letras a los bancos comerciales, les permite a estos, a su vez, otorgar préstamos o pagar utilidades por captación de plazos fijos alrededor del 40 al 45 %, para asegurarse una ganancia entre el diferencial del precio del dinero que paga el Estado y el que abonan los bancos comerciales, con lo cual el clima de inversiones reales se torna casi totalmente obturado.


Los países deben tener convergencias macroeconómicas, si bien no idénticas en su volumen e intensidad al menos que sean cercanas, en más o en menos, dentro de una zona de afinidad negocial, para que ningún país se vuelva la contracara del otro. Entre ambos se debe conseguir que el desarrollo del comercio internacional, a través de la lógica de las importaciones y las exportaciones, sea mutuamente beneficioso. Es decir no puede ser uno de neto corte industrial y el otro de neto corte financiero.


Esto significa que un inversor, en el caso hipotético de tener que definir el curso de su capital entre estos dos países, por lejos elegirá a Brasil, en vez de Argentina. Por supuesto que estamos hablando de inversión productiva que genere actividad económica creadora de valor, ya que si se trata de inversión financiera apalancada a niveles exorbitantes, como ocurre en nuestro país, naturalmente pueden inclinarse por Argentina. Pero será una inversión meramente rentística que aterrizará en los instrumentos financieros ofrecidos, no percibiendo en ningún momento la posibilidad alguna de incorporarse a la dinámica de la realidad económica.


Sin lugar a dudas que el comportamiento de esta variable fundamental, hace que a nuestro país no haya llegado la denominada lluvia de inversiones que el gobierno se planteó como objetivo deseable en el arranque de la gestión.


Entonces, es necesario converger entre países vecinos con estos elementos de política monetaria, porque de lo contrario uno de ellos se quedara con las inversiones productivas y el otro vivirá una burbuja de ganancias pasajeras de las que no se derramará ni una fracción de valor hacia el drenado de la economía social.

Por el Dr. Mario Luna y Fabián Núñez
Profesionales jachalleros.