No es un dato menor. Como dicen quienes trabajaron en la Casa Blanca, "proximity is power" (la cercanía es poder). Los presidentes son influenciados por la gente que los rodea. En cualquier casa de gobierno, el poder de los funcionarios se puede medir muchas veces por los metros que los separan de la oficina presidencial.

En el caso de Trump, esto es aún más, porque será el primer presidente en la historia de Estados Unidos que nunca ha trabajado en el gobierno o en las fuerzas armadas, y deberá apoyarse en sus colaboradores inmediatos más que sus antecesores. Y sin embargo, en lugar de rodearse de gente de varios orígenes étnicos y experiencia profesional, Trump ha nombrado el gabinete más blanco, más viejo, más rico y con menos experiencia gubernamental en muchas décadas.

¿Cómo explicar que Trump no haya podido encontrar un solo latino entre los 55 millones de hispanos en EEUU calificado para un puesto en su gabinete? Los latinos son la minoría más grande del país, y representan alrededor del 17% de la población. Trump liderará el primer gabinete desde 1989 sin ningún miembro hispano. Obama tenía cuatro latinos en su gabinete al comenzar su segundo mandato. George W. Bush tenía tres miembros latinos en su gabinete al comenzar su gobierno, incluyendo su procurador General y secretario de Comercio.

Además, Trump nombró a un solo afroamericano en su gabinete de 15 miembros, el secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano. Los nominados por Trump para los cuatro puestos más importantes del gabinete -Secretario de Estado, Secretario de Defensa, Fiscal General y Secretario del Tesoro- son todos blancos.

La ausencia de hispanos en este gabinete es preocupante porque Trump construyó su campaña en torno a denuncias a México y los mexicanos que muchos consideran insultantes. El 16 de junio de 2016 afirmó que la mayoría de los inmigrantes indocumentados mexicanos son criminales y violadores, prometió construir un muro en la frontera con México, y aseguró que se lo haría pagar.

También en la campaña, trató de descalificar al juez estadounidense Gonzalo Curiel, un magistrado nacido en Indiana quien tenía a su cargo un juicio contra la Universidad Trump, porque "es mexicano".

Y Trump retuiteó un ataque al entonces candidato republicano Jeb Bush porque el exgobernador de la Florida "habla mexicano". No es coincidencia que solo un 18% de latinos votó por Trump, aunque una encuesta de salida de urnas puso la cifra en un 29 por ciento.

Al escribir esto, me entero que la periodista miamense Helen Aguirre Ferré, una excolega de Miami Herald que hasta la semana pasada fue portavoz hispana del Comité Nacional Republicano, ha sido nombrada directora de asuntos de medios y asistente especial del Presidente.

Aunque no está claro si su trabajo le dará tanto acceso al presidente como los del director de Comunicaciones de la Casa Blanca y el secretario de prensa, Aguirre Ferré estará cerca de los principales colaboradores del presidente.

Mi opinión: Me alegró oír a Trump decir en su ceremonia inaugural que había prestado "un juramento de lealtad a todos los estadounidenses", y que "no hay lugar para prejuicios" en su visión de Estados Unidos. Sin embargo, me preocupa que, rodeado de un séquito de hombres blancos, en su gran mayoría millonarios, y sin hispanos ni negros en su círculo íntimo, el gobierno de Trump estará muy alejado de las principales minorías de ese país.