Es sabido que la riqueza de una nación reside en la capacidad de producción de las personas que la habitan. Sin embargo, los economistas no resaltan lo que los trabajadores invierten en educarse y que la economía de un país debe llevar al desarrollo polifacético de los ciudadanos y hacia la construcción responsable de sociedades más unidas y participativas en la vida del país.


La idea de tratar al hombre como riqueza que se puede incrementar por la inversión, es un concepto vacío de valores. Por lo que se considera como riqueza de un país o capital, a las competencias, habilidades y capacidades de las personas, las cuales tienen un valor económico resultado de una inversión de parte de las mismas personas y del Estado.


Dentro del conjunto de capitales que interaccionan entre la sociedad y una comunidad, el capital humano es la clave para su desarrollo. El capital humano es el valor generado por la formación y competencias de las personas, por capacitación tanto formal como informal.


Sin embargo, se puede hablar de diferentes tipos de capital en una comunidad: el capital físico, el capital social,el capital simbólico, el capital cognitivo, sinergético, etc.


El capital cultural, es otro componente no menor que conforma al capital humano. Este capital, es el conjunto de bienes tanto materiales como no materiales de una comunidad, como son las tradiciones, cultura, lenguaje, folclore.


La relación entre educación y el mundo del trabajo supone de una gran complejidad, lo que ha llevado a intensos análisis del concepto de capital cultural en el campo de los estudios socioeducativos y económicos. Estos estudios incluyen por ejemplo la medida del rendimiento escolar, que sólo tienen en cuenta las inversiones y beneficios monetarios, pero no la inversión del tiempo de las personas que se capacitan, o su incremento o no de su capital cultural.


El análisis economicista del capital humano, no tiene en cuenta que el rendimiento escolar se encuentra sujeto a otros determinantes extraescolares como el capital cultural familiar del individuo.


La inversión en capital humano por un país, tiene inmensos beneficios. Un trabajador mejor formado, incrementa las posibilidades de encontrar trabajo y de forma más estable, como así también generar en la empresa mayor productividad. Asimismo, un país que cuente con un mayor capital humano, tendrá mayor tasa de empleo y menores posibilidades de reclamos por los sectores sindicales. Así, el capital humano es una de las fuentes imprescindibles para el desarrollo social, económico y de bienestar general de la población.


Todos estos hechos generan tensión entre el sistema educativo como reproductor de las fuerzas de trabajo; y los intereses de las empresas por someter a este sistema al mundo laboral.


Sin embargo, el sistema educativo se reserva de algún modo la autonomía de producción de las fuerzas laborales por poder formar personas capacitadas con incumbencias certificadas.

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El conocimiento le sirve a su poseedor para ser legitimado en su vida social y para la obtención de recursos materiales y acceso a los diversos sistemas para satisfacer necesidades mínimas de salud, educación, seguridad y bienestar social.