Teniendo en cuenta que nos encontramos educando en los primeros niveles educativos a los millennials o generación "Y" (nacidos entre los años 1980 y 2000) y a la generación "Z" (nacidos entre los años 2000 y 2010), cabe cuestionarnos, si nos estamos preparando como docentes para su educación. Ante estos grupos de jóvenes que nacieron y han crecido con Internet, comunicándose y adquiriendo información permanentemente, nos lleva a pensar que en el aula el docente deba hacer foco en su motivación, ya que aquellos disfrutan más del camino, que del destino mismo hacia donde se dirigen (Marturet, 2017).


Está demostrado que los alumnos retienen el 10% de lo que leen, el 20% de lo que escuchan, el 50% de lo que ven y escuchan, el 70% cuando interactúan en clases y el 90% cuando realizan una explicación a otros (Sierra Gómez, 2013).


En un estudio realizado en un colegio secundario, se demostró que en las clases magistrales, sólo el 18% había entendido los contenidos explicados y la mayoría afirmaba que habían invertido casi todo el tiempo en tomar notas (Flores López, 2015).


En otro estudio en alumnos de Farmacia, en donde una clase fue impartida magistralmente y otra con el modelo de resolución de problemas, las notas promedio de las evaluaciones de cada clase, fueron de 4,4 puntos y 8 respectivamente. Asimismo, el 86,4% del alumnado refirió que la clase donde se encontraban activos resolviendo problemas había mejorado su capacidad de razonamiento (Pubill, Escubedo, & Camarasa, 2005).


Lo anterior impone que la enseñanza de las nuevas generaciones de los millennials y de la generación Z, en donde los docentes pertenecen a las generaciones de los Baby Boomers (1940-1960) o a la generación X (1960-1980), incluya las TIC (conjunto de técnicas y equipos informáticos para la comunicación), el conocimiento básico de hardware y software, la aplicación de diferentes navegadores para la búsqueda de información, y el uso de plataformas educativas entre otras (García Flores et al., 2016).


Asimismo, otros estudios de carácter descriptivo, donde se analizaron las estrategias utilizadas por profesores de nivel universitario, demostraron que existe escasa o nula aplicabilidad de métodos innovadores para que los alumnos logren un aprendizaje significativo, continuando con modelos de enseñanza tradicionales sin lograr salir de la zona de confort (Ávila Freites, Quinteros, & Hernández, 2010).


Se le suma a esta problemática metodológica, además de tener que transmitir conceptos disciplinares, hacerlo también en relación a valores y conducta para la formación de un ciudadano de forma integral. En otro estudio descriptivo realizado en una carrera de Ciencias Médicas sobre 40 estudiantes, éstos opinaron que en estas nuevas generaciones a la cual ellos pertenecen, hay una pérdida de valores, por no tener una formación adecuada dentro de sus familias (75% de respuestas) como dentro de la institución educativa donde se encuentran estudiando (25% de respuesta) (Hernández, Arango, & Quintana, 2012).


Por lo que, el "ser docente hoy", conlleva a desarrollar un abanico de competencias que abarca contar desde conocimientos sobre TICs, nuevas estrategias pedagógicas basadas en el alumno, un cambio en la práctica docente y el deber de inculcar valores con los contenidos disciplinares. De manera tal, de intervenir en la educación de estas nuevas generaciones para formar jóvenes éticamente honestos, responsables, y con una formación sólida en lo científico y humanista, comprometidos con su entorno, el medio ambiente y la sociedad (Masó Durruthy, 2011).