Frente a tantas evaluaciones realizadas para medir los conocimientos e incluso el mismo proceso de enseñanza aprendizaje, proponemos ir a la acción educativa es decir, a la aplicación de tales conocimientos en la misma realidad, donde la investigación y la búsqueda de causas y efectos promuevan el saber para incrementar el cuerpo de ideas favoreciendo nuevos campo aun no explorados y reconocidos por el hombre.

Los movimientos y cambios sociales de los que somos ineludibles testigos nos impulsan a evaluar cada vez más el conocimiento, sin reparo alguno de que lo más importante es aplicarlos a las mismas situaciones vividas.

Sin entrar a cuestionar tanto el mismo aprendizaje de habilidades, destrezas y competencias,la clave ya no es mejorar los resultados educativos del mismo proceso sino su verdadera transferencia. Una evaluación de innovación no debe tener únicamente por obtención de los resultados o la sola comprobación de los aprendizajes sino su transferencia al medio.

En un artículo publicado en este medio el 14-12-16 titulado "Los nuevos profesorados" sostuve que... los paradigmas en educación actúan como moldes o bases sobre los cuales se apoyan los pedagogos para lograr una eficaz "educación transferida" al medio comunitario educativo y social.

El tema es investigar para innovar. Tuvimos la oportunidad de escuchar las experiencias de investigación e innovación que se realizaron en el aula a partir de la última década y hemos venido identificando que tanto la investigación como la innovación son estrategias para la calidad de la educación y uno de sus aportes fundamentales está en la construcción del maestro y, en general, de los actores educativos.

La investigación e innovación son actividades que forman el desarrollo intelectual, profesional e integral del maestro como ser humano.

En su práctica, el maestro puede elaborar teorías que parten de las formas que tiene para enfrentar los problemas que surgen en el aula, atribuye significados y contrasta éstos con la teoría adquirida durante su formación profesional.

Desde su reflexión en la práctica pedagógica, el maestro desarrolla capacidades investigativas, logra competencia y autonomía profesional, genera diálogo, discusión crítica y participativa; pone en cuestión la enseñanza impartida por sí mismo, estudia su propio modo de enseñar, permite que otros profesores observen su práctica, e intercambia experiencias.

El maestro emplea un enfoque etnográfico de conocimiento, observa la realidad para reconstruirla, a partir de los acontecimientos observados y las significaciones que los propios sujetos le otorgan a sus propios acontecimientos.

Usa la investigación participativa, mira sus prácticas en el espejo de sus vivencias y de sus pensamientos, se forma en la observación protagónica propia de este enfoque de investigación para generar procesos de transformación y de elaboración conceptual de su propia práctica.

Son aspectos que hemos venido comprobando y que las investigaciones nos muestran. El énfasis de las investigaciones en el reto logrado que tiene el docente de escribir su propia práctica como instrumento de sistematización y resignificación, lo constituye la escritura sobre su experiencia que es un método para registrar y dar a conocer su práctica; un medio académico fundamental.