Cuando entramos en el dominio de lo espiritual, las capacidades superiores del hombre entran en juego. No cabe duda que lo corpóreo material, también entra en "vibración", pues la energía traduce parte de lo que nosotros somos a través de lo que presentamos, pues en definitiva, la materia no es más que energía en movimiento. Sin embargo, esta energía no es la única por la cual el hombre se incorpora al mundo de los fenómenos físicos. Existe por lo tanto una energía que no llamamos exclusivamente material, sino espiritual.
Con el reino de lo espiritual, el hombre entra en el mundo de lo psíquico, anímico, subjetivo, moral, mental, místico, interior, intelectual, incorpóreo, no visible, en definitiva, la vida del mundo inmaterial.
A lo largo de su existencia, el hombre ha traducido e interpretado la experiencia de lo inmaterial, en relación a lo mítico, maravilloso, religioso e incluso sobrenatural, llegando en nuestros tiempos a denominar aquellas fuerzas que lo superan como paranormal para de alguna manera designar "eventos que no pueden ser explicados fácilmente por razones convencionales conocidas por la ciencia"; acontecimientos que están más allá de la gama de experiencia normal o explicación científica. En otro sentido podemos hablar de fenómenos extrasensoriales, "comunicación o percepción por medios de otra manera que los sentidos físicos".
Lo que interesa es poner en conocimiento a las personas cómo dominar el mundo de aquellas fuerzas que ubican al hombre en lo superior, es decir, en la posibilidad de alcanzar un conocimiento y dominio de aquellas energías que resulten un bien o encausar el pensamiento hacia lo positivo. Para comenzar, piense usted, cuánta energía malgasta o bien, el común de nosotros, que no empleamos ellas para superarnos o también evaluemos, cuánto bien podemos hacer mediante una buena dirección de nuestros pensamientos, induciendo estos u orientándolos hacia lo positivo. Las preocupaciones, el malhumor, los pensamientos negativos, nos angustian y la energía personal se pierde. Al cabo del día, en vez de tener brillo en nuestra mirada o transmitir vivacidad, nuestro aspecto da señales inequívocas como cansados, abatidos y tristes.
En otros casos, ideas parásitas invaden al hombre como la envidia, competencia desleal o el simple deseo de ofuscarse por el bien ajeno. Evidentemente en este caso el hombre viaja a lo inferior y mundano, oponiéndose francamente a lo superior y espiritual.
La oportunidad es pues, en primer término, la relajación. Practíquela. Controle además, la respiración abdominal mientras realiza el autocontrol de sus emociones, un esfuerzo que demanda la reflexión y meditación.
En segundo término, cumpla con sus obligaciones con su gente y en el trabajo. Pase tiempo con los suyos: su familia y sus buenos amigos. Practique la compresión, el afecto y el cariño, mientras piense en la actividad de compartir. Experimente la risa.
En tercer lugar, cuide su alimentación y su salud. Su juicio debe estar siempre a punto y en las mejores condiciones. Tener una alimentación saludable, rica y variada. Realice ejercicio y todo lo que a su salud en general y a su mente en particular le convenga, efectúe lecturas oportunas, etc. Dada las condiciones señaladas, estamos en condiciones de disponernos hacia lo profundo, lo espiritual, hacia el cultivo de las facultades superiores del hombre.
Las personas que educan la sensibilidad por lo espiritual, comienzan a tener una visión muy particular de los hechos con amplitud de totalidad, su percepción se ubica en un espacio y en un tiempo que hay que comprender para sacar beneficio. Entrar en estas coordenadas hace que el potencial "psi" comience a desarrollarse. La convicción y seguridad sobre los que se apoya el movimiento de la percepción -más allá de lo común de la gente- es el instrumento a potenciar.
En nuestra provincia, hay posibilidades de acercamiento a contactos espirituales, posibilitados estos desde otro campo, el religioso. Tal es así que manifestaciones de cultos han posibilitado que el desarrollo de facultades superiores. Una manera de interpretar el sentimiento por el contacto espiritual, está en los ámbitos del sentimiento creyente como por ejemplo: la Difunta Correa, San Expedito, Ceferino Namuncurá, el Gauchito Gil, el Gaucho José Dolores, etc.
El hombre necesita el contacto con lo espiritual, su condición no es artificial sino que está ligada a su naturaleza; encontrar su capacidad es reconocer su propio poder.
