En la literatura observamos cómo algunos personajes de los libros se proyectan en los lectores cobrando vida propia a través del tiempo. La televisión, el cine y el éxito a través de las generaciones, dan identidad propia a esos personajes y la imaginación popular les otorga un lugar especial. El personaje es aceptado, reconocido, algunas veces pasando a segundo plano el nombre de su creador.


Así la gente repite los consejos de Martín Fierro sin recordar el nombre del autor que es José Hernández. En la actualidad es exitosa la saga de Harry Potter ignorando el nombre de la autora británica Joanne Rowling. El personaje es la fuerza motriz de la narrativa. Los personajes no convencionales son los que resultan interesantes a los lectores como Don Quijote, de Cervantes o Hamlet, de Shakespeare. A veces el lector busca la exploración de vidas privadas y triunfa el Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle.


Otras veces el narrador muestra habilidad aumentando la realidad, seleccionando y destacando determinados rasgos como Sarmiento en Facundo. La hipérbole es un énfasis legítimo en la épica.


Recordemos que el lector va correlacionando el aspecto físico con el carácter del personaje principal. Para que el personaje cobre vida, el lector debe visualizarlo, como Blancanieves y los siete enanitos, de Jacob y Wilhelm Grimm.


El lector va formando sus propias opiniones y juzgar los hechos, como en el cuento Emma Zunz de Jorge Luis Borges, en que la acción es un medio para llegar a un fin.


Un personaje convincente puede ser modelo mítico atemporal o temporal como Robinson Crusoe de Daniel Defoe. El protagonista debe ser diferente para quedar fijado en la mente del lector. En la literatura fantástica, encontramos La metamorfosis de Kafka, en la que un hombre se transforma en insecto. También recordemos a Julio Verne que con sus creaciones literarias se adelantó a su época.


La multiplicidad del universo del narrador Ian Fleming sorprendió con el personaje James Bond. Hay maestría en interpolación de realidad con irrealidad en Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Ernesto Sábato mostró un mundo de personajes tenebrosos en oscuras profundidades subterráneas en Informe sobre ciegos.


El personaje es la piedra angular de la novela. El autor está comprometido con el destino de sus criaturas , presentado con el talento especial de su pluma. Algunos escritores popularizan para siempre los habitantes su región con cuota de misterio, poesía e imaginación para trascender los límites de la realidad como Gabriel García Márquez. El escritor tiene un don, purifica su mineral para mostrar el metal brillante que hay en él y se luce como en El Principito de Antoine de Saint Exupery.


La actitud del autor fija el tono y da sutil unidad interior a la historia que escribe. Un escritor no puede hacerse verosímil si no comprende la naturaleza humana y éste es el caso de la vigencia de Shakespeare. Desde Homero, los recursos estilísticos dan esplendor a la palabra en la ficción literaria. Cada escritor pone su estilo y particular encanto poético en la presentación de sus personajes, para ocupar preponderancia en la literatura de todos los tiempos.



Por la Prof. Fanny Escolar de Siere 

Escritora, educadora.