Hasta ahora se calcula que suman 4 millones los exiliados de Venezuela, cifra que puede duplicarse el próximo año.


Una de las cosas que más me sorprendió durante una larga entrevista con Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, reconocido por más de 50 países como el líder legítimo de su país, fue su pronóstico de que el número de exiliados venezolanos podría "fácilmente'' llegar a 8 millones el próximo año.


Es una cifra alucinante, porque serían el doble de los 4 millones de exiliados que, según un reciente informe de las Naciones Unidas, ya han huido del país desde que asumió el dictador Nicolás Maduro. Ocho millones de exiliados equivaldrían al 25 % de la población de Venezuela.


La duplicación del número actual de exiliados venezolanos podría causar un terremoto económico, y quizás político, mayor al actual en muchos países latinoamericanos.


Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y otros países ya están teniendo problemas para recibir a los venezolanos en sus escuelas y hospitales. Vergonzosamente, el presidente Trump se ha negado a otorgar el Estado de Protección Temporal (TPS) -o residencia temporal- a decenas de miles de venezolanos en Estados Unidos.


La economía de Venezuela se ha desplomado un 65% en los últimos seis años, la inflación alcanza el 10 millones por ciento este año y 21 millones de venezolanos se van a dormir con hambre todas las noches, según datos del FMI y la ONU. 


Cuando le pregunté sobre las nuevas sanciones económicas de Trump contra Venezuela, que prohíben las transacciones con empresas estatales venezolanas, Guaidó me dijo que "lo que buscan es que el régimen no pueda usar los fondos del Estado para financiar grupos irregulares, o para robarse el dinero de los venezolanos''.


Descartando las afirmaciones de Maduro de que la crisis humanitaria de Venezuela fue causada por las sanciones de Estados Unidos, Guaidó me dijo que "esas sanciones son de hace menos de tres días, y el 65 % de contracción del PBI tiene seis años. La crisis es absoluta responsabilidad del régimen de Maduro''.


Guaidó me dijo que Maduro pronto podría intentar cerrar la Asamblea Nacional, la última institución democrática que queda en el país.


Le pregunté a Guaidó si no teme que la presión internacional para restaurar la democracia en Venezuela pueda debilitarse en un futuro cercano. Mientras que Estados Unidos, la Unión Europea, Colombia y Brasil apoyan firmemente a Guaidó, el nuevo gobierno de izquierda de México se ha acercado a Maduro y se declaró "neutral'' sobre Venezuela. Y Argentina podría seguir los pasos de México si el partido peronista de la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner gana las elecciones del 27 de octubre, como parece probable.


Guaidó respondió que los gobiernos van y vienen, y que Maduro también se está debilitando, ya que casi el 90% de los venezolanos quieren que deje el poder, según una encuesta reciente de Meganálisis.


Guaidó tiene razón. A menos que la comunidad internacional intensifique su presión sobre Maduro, el número de exiliados venezolanos se duplicará y América Latina será inundada con millones más de refugiados venezolanos.

Por Andrés Oppenheimer
Columnista de The Miami Herald y nuevo Herald, Miami, EEUU.