
Por Uypress (Brasilia)
Si bien el Gobierno de Brasil aceptó prácticamente todas las reivindicaciones de los camioneros, el conflicto continúa y muchos de los huelguistas reclaman una intervención militar.
Profunda preocupación existe en el gobierno de Michel Temer por la posibilidad de que los movimientos de protesta iniciados por los camioneros se dispersen por el país con la complacencia o simpatía de sectores militares.
Si bien la posibilidad de un golpe militar es por el momento considerada como nada plausible a nivel de las altas esferas militares, no existe seguridad sobre el ánimo que hay en la tropa y las posibles simpatías con el movimiento de los camioneros, y se ha difundido un rumor de que choferes militares estarían dispuestos a tomar el asiento de los manifestantes en las carreteras.
Desde la alta oficialidad se afirma que el principal problema en este momento es la diseminación de rumores y noticias falsas, especialmente a través de grupos de Whatsapp, y citaron como ejemplo dos videos en que supuestos oficiales en actividad -pero que en realidad son personas con uniformes improvisados- garantizan el apoyo de los militares a los manifestantes. De todas maneras, según da cuenta la prensa local, se vienen monitoreando los actos como los ocurridos el fin de semana frente a cuarteles en Minas Gerais y Rio grande do Sul, donde parientes de los camioneros se manifestaron pidiendo la intervención militar. Dicho instrumento, previsto en el artículo 142 de la Constitución, es explícito en cuanto a que la intervención militar se puede producir para garantizar la ley y el orden, pero siempre subordinado al Presidente de la República.
Estos movimientos no son bien vistos por los camioneros agremiados en la Asociación Brasilera de Camioneros. José Francisco Lopes, presidente de dicha asociación, señala que ellos están negociando con el Presidente de la República y que "pedir la intervención militar desmoraliza al buen camionero", al tiempo que calificó de "infiltrados" a los que piden la intervención militar.
También existe incertidumbre sobre la entrada en huelga de los trabajadores petroleros, lo que complicaría aún más el panorama del gobierno de Temer, el más impopular desde el retorno a la democracia.
Varios indicios parecen dar a entender que los sectores más radicales están tomando cuenta de la movilización de los camioneros. Por ejemplo, en las últimas movilizaciones en Río de Janeiro, en la carretera Presiente Dutra, a la altura de Seropédica, había unos 1.400 camiones parados, y los manifestantes afirmaron que la protesta ahora era por la salida de Temer. "Luego de 60 días el precio (del combustible) va a volver al valor de hace dos semanas, si no más caro. Lo que queremos ahora es la salida de Temer. Sólo vamos a salir de las rutas cuando el gobierno caiga", afirmó uno de los camioneros.
Son más de 500 los bloqueos de rutas que aún permanecen activos, y ello implica que los ciudadanos seguirán sometidos, por lo menos por varios días, a desabastecimiento en los supermercados y colas kilométricas para reponer combustible.
