La revolución tecnológica que estamos viviendo nos cambia como sociedad, tanto en la manera de aprender, actuar y comportarnos. La transformación e innovación que se vienen suscitando en todos los sectores de la vida, hace que la educación juegue un papel determinante. Ella debe estar acorde a las demandas de una sociedad cada vez más exigente y cambiante. Es esencial asegurar la participación amplia, constante y prolongada, con un rol activo y protagónico en el proceso enseñanza aprendizaje. Corresponde, entonces, al director de la institución educativa este desafío donde pueda ejercer un liderazgo democrático que lo constituya en animador, promotor, iniciador o emprendedor de acciones destinadas a lograr los objetivos deseables y compartidos de trabajo. Estamos ante los síntomas de identificar la inteligencia de una escuela, considerada esta, como una de la más singular. Se está profundizando a Howard Garner con su teoría de las "inteligencias múltiples'' quien considera como pasión básica, movilizadora todas las capacidades de la inteligencia creadora.

"El director será verdadero líder si es capaz de adaptarse a un grupo particular de personas, en condiciones extremadamente variadas.''

"La escuela inteligente'' dibuja su mapa de creatividad en tres planos:

1- Redefinición del perfil del docente (habilidades sociales y emocionales)

2- El diseño de experiencias de aprendizaje (metodologías recursos, y evaluación en líneas con las inteligencias múltiples)

3- Creativas (búsqueda de estrategias, gestión, recursos , convivencia, altas estrategias de organización).

Muchos rasgos identifican a un educador del futuro, orientador de aprendizaje, facilitador, conoce a sus alumnos, y usa el sentido del humor como herramienta vital para el aprendizaje. La escuela va camino a transformar la institución donde todos enseñen a todos y, aprendan de todos. Las escuelas tradicionales pueden transformarse en inteligentes, cuidando los espacios de los alumnos, centrándose en soluciones, diseñando la escucha y la conversación. Elegir lo dinámico e interactivo. Asimismo, hacer pases con el movimiento. Clases ágiles. Llevar el aula al campo de juego, promoviendo el juego saludable y la libre elección de espacios. Además son flexibles en su organización, distribución de tiempos, espacios, diseño curricular, perfiles humanos, reservas emocionales. Este requisito es importante para enfrentar errores y dificultades y así poder superarlos: "El director de por sí, es un líder porque le toca gobernar día a día. Pero hay otro estilo en la nueva gestión y es el liderazgo para el cambio institucional. Es necesario, "Salir de la zona de comodidad y estipular otros espacios y tiempos, una manera de conocer y desafiar'' (Lebate).


El director será verdadero líder si es capaz de adaptarse a un grupo particular de personas, en condiciones extremadamente variadas. Pero también se les exige características básicas relacionadas tal como salud física, mental, equilibrio emocional, poder de persuasión, vocación de servicio, flexible, tolerante, buen comunicador entre otras. En los países latinoamericanos y a nivel mundial en las instituciones educativas resaltan que las buenas relaciones interpersonales en un buen clima institucional, el pleno conocimiento de los procesos pedagógicos reflejado por el liderazgo del director, garantizan el éxito del desarrollo institucional y la calidad del servicio educativo. 


Por Yolanda Quiroga   Especialista en Educación.