El día que recuerda a los santos Inocentes, aquellos niños que Herodes, rey de Israel, mandó degollar, al enterarse, por los Reyes Magos, que había nacido el "Rey de los judíos" nos trajo hasta el presente matanzas de inocentes mucho mayores: 50 millones de niños y niñas por nacer son asesinados legalmente cada año en el mundo por el aborto.

Los santos Inocentes dieron su vida para que un rey pudiera estar tranquilo: ahora su trono no peligraba.

Hoy, los nuevos seguidores de Herodes, continúan la matanza de los niños y niñas por nacer por el supuesto derecho a decidir quien vive y quien muere.

La ciencia ha demostrado hasta el hartazgo que, cuando el espermatozoide se une al óvulo, ambos se funden para formar el cigoto, nueva célula que poco a poco se desarrolla con una composición genética única y completa, diferente del padre y de la madre, por lo que ya no es parte del cuerpo de la mujer, sino un ser aparte.

Después de la concepción, no hay un paso del no ser al ser humano. Un ser humano con derechos, porque el hombre es hombre desde la concepción hasta la muerte. 

El niño y la niña por nacer tienen derechos naturales inherentes a su naturaleza, entre los que ocupa el primer lugar el derecho a la vida, es decir, el derecho a nacer. ¿Qué sentido tiene hablar de la dignidad del hombre y de sus derechos fundamentales, si no se protege al niño y a la niña por nacer, o se llega incluso a facilitar los medios para destruirlo? 

Es hipócrita hablar de derechos humanos y permitir el aborto que niega el derecho a la vida. Seguramente se tratará de justificar esta matanza, como lo hizo Herodes.

Para él la muerte de los Inocentes se justificaba ampliamente ante lo que creía una amenaza para su trono y dinastía, y no dudó, por razón de Estado, en hacer degollar a los niños. ¿Qué valor tenía la vida de unos cuantos críos de Belén ante los grandes asuntos e intereses de la política? Así pensaba Herodes, y así piensan hoy sus seguidores.

Pero la única verdad es la realidad: con el aborto se mata a un ser humano, y quien defiende los derechos humanos, debe estar contra del aborto.

Roguemos hoy a los santos Inocentes su intercesión para que nuestros gobernantes y legisladores ponderen en conciencia la trascendencia de sus decisiones y no introduzcan en nuestra sociedad un principio de descomposición moral y de discriminación como el que supone la vulneración del derecho de todas y todos a la vida.

Lic. en Bioquímica. Orientador familiar, Prof. de Química.(*¨)