En la sociedad moderna han variado conceptos tradicionales. En ese cambio no siempre se proyecta la verdad.
Por ello, se puede hablar del espejismo cuando un concepto o imagen sin verdadera realidad se hace presente en la trama social. Hecho que se puede observar tanto en las conductas como en las palabras, tanto en voces reiterativas como en otras que son anticipatorias.
La utilización frecuente de los anticipos sean políticos, económicos o sociales permite observar este fenómeno que en realidad no es tan preciso porque estas expresiones mucha veces necesitan de la subjetividad.
En la vida privada se observa con mucha facilidad porque no es posible vivir al margen de los sueños y ellos convergen con la ilusión. Y la ilusión y el espejismo son parte de un mismo esquema.
En un libro que escribió Alice Bailey, la autora inglesa señala que el espejismo del materialismo ha arrastrado a grandes sectores del mundo al ritmo de los intereses monetarios y que ello no tiene mucho que ver con las necesidades reales. No pide el ascetismo ni mucho menos, sino equilibrio.
Pero todos podemos entender que el consumismo es una expresión del materialismo. Basta con analizar las publicidades comerciales para confirmar esa vinculación en un 80% de las ofertas.
Esa es nuestra actualidad y no va a ceder, por el contrario se va a incrementar pero no debe convertirse en la razón de nuestras vidas. Parecería que la epopeya de estos días fuera producida por dos hechos tangibles: vender y comprar.
Ya con comprar lo necesario se ayuda al crecimiento de las ventas porque la vida actual tiene demandas que antes no se conocían: desde el aspecto personal hasta las formas de la vida social.
Una observación, tanto el aspecto personal como las formas de la vida social pueden ser exageradas si opera el espejismo aunque no haya ninguna razón que indique que alguien debe ser mejor que el resto.
Y ello se comprende cuando se observa a los grupos -el hombre busca lo que se le asemeja, decía un escritor francés- porque hay cierta concordancia en la cultura y en las expresiones sociales de quienes lo integran.
Hay que ser sinceros en el aspecto humano también y comprender que una forma de ser, de vestir y de actuar responden a un estilo de vida posiblemente heredado, de manera que no hay espacio para la crítica.
¿Cómo impedir que el espejismo se haga presente en las decisiones personales? Simplemente reflexionando desde el comienzo de aquello que aparece como ilusión. Centrado en la verdad el ser humano puede equivocarse pero sin caer en el despeñadero del espejismo. Tal vez no sea fácil pero sin indispensable.