Según los investigadores el poncho es una vestidura de uso universal, utilizada en casi en toda América, como así también en Indonesia, Polinesia, Arabia y gran parte de Asia. Asimismo circunscriben su origen en antiguas culturas patriarcales de Melanesia y Polinesia. Otros especialistas y en relación a su etimología opinan que el vocablo poncho o manta deriva de una voz araucana, poseyendo en nuestro país diferentes denominaciones según su confección conjuntamente con la región en donde se lo utiliza, tales como Patria, Pampa, Calamaco o Puyo.
Este ropaje se obtuvo, y aún se lo fabrica, de distintas formas, por ejemplo de lana de oveja, guanaco, vicuña o algodón. Sin embargo los más estimados son los catamarqueños y salteños.
Lo cierto es que esta prenda forma parte del bagaje cultural criollo y se constituyó en el símbolo del ropaje nativo. El gaucho argentino utilizó primeramente un poncho que los expertos llaman primitivo, confeccionado con distintos tipos de telas y coloreado con heterogéneos y vistosos colores como lo hacían los indígenas. Luego fue suplido por el poncho liso. La prenda en cuestión la utilizó como protección contra el frío, y los aguaceros, asimismo a manera de montura o como un seguro escudo en las épicas batallas que protagonizaron en las luchas libertarias, y además como una ágil arma defensiva en los frecuentes duelos criollos, al mejor estilo de Martín Fierro o Juan Moreira.
No obstante, el poncho no fue patrimonio exclusivo del gaucho. Varios y conocidos actores de nuestra historia lo usaron. Así tenemos al General José de San Martín, quien en varias ocasiones utilizó uno de alpaca que le fuera regalado en Perú. También lo empleó el General Urquiza, el cual tenía uno de color blanco, poniéndoselo desafiando a los porteños, cuando hizo su entrada a Buenos Aires, después de Caseros. Igualmente el osado José Gervasio Artigas solía lucir uno. El General Juan Lavalle tenía uno de tono celeste y no nos olvidemos del General Martín Miguel de Güemes y sus gauchos con sus característicos ponchos rojos.
De la misma manera lo utilizaron otros caudillos como Facundo Quiroga, Juan Manuel de Rosas, por mencionar algunos más.
Si nos ajustamos a San Juan, la prenda nos es presentada espléndidamente por don Buenaventura Luna, quien en su poema “Viejo poncho sanjuanino” realiza una romántica síntesis concerniente a lo que encarna el poncho en la historia y la cultura nativa sanjuanina.
Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia