La ‘Villa del Arroyo de la China” era por el 1800 un pequeño poblado de la provincia de Entre Ríos. Por entonces estaba formado solo por un puñado de ranchos pero, eso no le impidió ser uno de los primeros pueblos del interior en sumarse a la gesta emancipadora del Río de la Plata y un lugar en el que se revelaban las disputas de españoles, que querían mantener el orden monárquico, y de criollos, que luchaban por la emancipación de toda potencia europea.

En ese paraje entrerriano, en el que actualmente se erige orgullosa de su pasado -entre otras cosas-, la ciudad de Concepción del Uruguay, un personaje histórico de nuestra América del Sur, Don José Gervasio de Artigas, cuya figura, no digo menoscabada pero si un poco olvidada, otro poco dejada de lado, quizás hasta inadvertida en algunos libros de historia, convocó a las tres provincias mesopotámicas a un congreso en la Provincia Oriental de Mercedes, luego a otro en Concepción del Uruguay y más tarde llamó a diputados de Santa Fe y Córdoba para una reunión en Paysandú con representantes de Buenos Aires, a fin de solucionar el conflicto con el gobierno de las provincias del Río de la Plata, pero, las tres asambleas mencionadas fracasaron.

Ante lo sucedido y convencido de la necesidad de declarar la independencia, algo que no había podido realizar la Asamblea del año XIII, nuevamente convocó a un Congreso federal al que conocemos como el Congreso ‘de los pueblos libres” o ‘Congreso oriental”. El mismo se reunió en Concepción del Uruguay el 29 de Junio de 1815 (por ello el miércoles último fue recordada esta fecha que tuvo gran significación para el futuro de nuestra Nación y que el año pasado dio lugar a la celebración de su bicentenario). Allí se congregaron diputados provenientes de las provincias de Santa Fe, Corrientes, Misiones, Córdoba, Entre Ríos y la Banda Oriental.

Aunque tampoco pudo declararse la Independencia, entre los principales objetivos se pueden citar: ‘…tratar la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y con el extranjero; el papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación, la política agraria y la posibilidad de extender la confederación al resto del ex virreinato…” además entre sus resoluciones podemos mencionar:

-Proclamar la independencia (no solo de España sino de todo poder extranjero, adoptar como identificación la bandera tricolor (azul-celeste y blanca con una franja diagonal roja) como emblema federal.

-Designar una Comisión, compuesta por cuatro miembros, para viajar a Buenos Aires con el objetivo de consolidar la unidad territorial.

-Reconocer la independencia y lograr la organización republicana y federal.

Como vemos el congreso de Oriente fue germen del federalismo y de la democracia y si ambos objetivos no pudieron consolidarse en ese momento, fue por la oposición manifiesta de la ciudad comercial, de la metrópolis, de sus referentes centralistas es decir de los mezquinos intereses unitarios.

Artigas defensor de los pueblos libres, caudillo del litoral, patriota de Sudamérica, aunque generalmente sólo considerado el héroe de la actual República del Uruguay omitiendo o tal vez desconociendo que este federal, fue el continuador de las ideas revolucionarias de Mariano Moreno y un verdadero caudillo de masas, quien encabezó la rebelión y lideró un frente social de peones, gauchos, aborígenes, negros, hacendados del litoral de las Provincias Unidas de América del Sur, que lucharon contra el absolutismo portugués, la ambición británica y el centralismo porteño.

Como país federal, nos cabe la urgente tarea de reconocer figuras como la de José Gervasio de Artigas, reivindicar sus acciones y resoluciones adoptadas en el Congreso de Oriente, su pensamiento republicano, federal y profundamente democrático en pos de la unión y autodeterminación de los pueblos de América del Sur, para construir la Patria Grande que tanto soñó el General José de San Martín.