Su descubrimiento y su nombre se debe al británico George Everest, topógrafo general de la India entre 1830 y 1841. Aunque la denominación no fue fruto del galés, sino un reconocimiento de su sucesor en estas funciones, Andrew Scott Waugh, Everest había sido el responsable de una expedición de reconocimiento del Himalaya, que no pudo precisar cuál de las cumbres era la más alta. Lo que hizo fue catalogar como "’XV”, un pico en la frontera entre Nepal y China, el que terminaría recibiendo estos laureles.
Estas montañas, que realmente están divididas entre tres cordilleras (Siwaliks, Pequeño Himalaya y Gran Himalaya, donde está el Everest), eran difícilmente divisadas desde las tierras bajas y de ahí que ni siquiera pudiese sospecharse la altura de las cumbres.
Fue en 1847 cuando se consiguieron varias mediciones que pudieron colocar al Everest como la montaña más alta en la Tierra, un hito calculado en 1852, cinco años más tarde. La altura de la cumbre fue formulada por el matemático y topógrafo indio Radhanath Sikdar, una de las personas encargadas de los cálculos del proyecto "Gran Planimetría Trigonométrica”, en la India británica. Su resultado provenía de los datos obtenidos por 6 teodolitos gigantes (un instrumento topográfico que se usa para medir ángulos), que hicieron las mediciones necesarias a más de 150 kilómetros de distancia, por la imposibilidad de entrar en Nepal.
Las crónicas dicen que se acercó a Andrew Scott Waugh y le respondió: "’Señor, hemos descubierto la mayor montaña del mundo”. Hasta 1856, Waugh no decidió hacer público el resultado: 29.002 pies u 8.839 metros.
En un primer momento los tibetanos no dejaban que los occidentales se acercaran ya que se trataba de una montaña con gran significado religioso para ellos. Pero hubo un conflicto y los tibetanos habían perdido una guerra contra el Imperio Británico, por lo que tuvieron que permitir que los alpinistas pasaran por su tierra para el primer intento serio de subir el El Chomo Lungma -La diosa madre de las nieves- para los nepalíes, que posteriormente toma su nombre más universal de Everest. Durante más de 60 años el Everest no fue observado por ningún europeo desde menos de 100 kilómetros, hasta que otro coronel inglés, Howard Bury, organizó en 1921 la primera expedición para estudiar un camino que hiciera accesible la cumbre, aunque sin descartar el hallazgo de una vía fácil que les permitiera asaltar la cima. A causa del mal tiempo y las enfermedades tuvo que renunciar. En 1924, la mítica expedición de George Leigh Mallory y Andrew Irvine acabó con la muerte de los dos escaladores y el enigma todavía por resolver de si realmente llegaron a la cima.
Antes de la Segunda Guerra Mundial sólo el Tibet permitía el paso de alpinistas occidentales y todas las tentativas tuvieron lugar por la vertiente norte, hasta que en 1950 Nepal permitió las expediciones por el sur. Aquel mismo año una expedición francesa conquistaba por primera vez la cima de un ochomil: el Annapurna, paradójicamente, la más mortífera de los 14 montañas que sobrepasan los 8.000 metros. En 1951, el británico Eric Shipton, uno de los grandes exploradores del siglo pasado, reconoció la vertiente nepalí del Everest para encontrar la ruta que a la postre sería utilizada dos años después para alcanzar la cumbre. En 1952, el último intento de la expedición suiza, integrada, entre otros, por Raymond Lambert y el sherpa Tensing, fracasó cuando le quedaban menos de 300 metros para la cima.
La amenaza por la concesión de un único permiso de escalada a los franceses para 1954 precipitó los acontecimientos. El año 1953 era la última oportunidad para los británicos. El comité del Himalaya de la Real Sociedad Geográfica decidió financiar la empresa y apostar por la disciplina y la organización militar del coronel John Hurt, marginando a Shipton.
En febrero de aquel año partió de Inglaterra la expedición. Estaba formada por Edmund Hillary, Charles Ewans, George Lowe, Wilfrid Noyce, George Band, Tom Bourdillon, Charles Wylie, Michel Westmacott y Alfred Gregory. Aunque unos pocos viajaron en avión, la mayoría lo hizo en barco desde Londres a Bombay. Cruzaron la India en tren y recorrieron a pie el último tramo hasta Katmandú, donde a finales de marzo se les unieron más de 400 porteadores y un grupo de 30 guías sherpas, entre los que se encontraba Tensing. Para llegar al campo base tardaron otro mes.
Después de un largo período de aclimatación a la altura, establecieron el campamento base en el glaciar de Khumbu, a 5.364 metros, desde donde procedieron a la instalación de los sucesivos campamentos de altura -hasta el noveno a 8.504m-. El trabajo fue laborioso y duro, los porteadores llevaban una carga de 25 kilos; también escaladores y sherpas subían víveres, equipos de oxigeno y material de escalada. El 21 de mayo, Hillary y Tensing, seguidos de Wyle y catorce sherpas, alcanzaron el collado sur, donde 3 días más tarde llegaron Bourdillon y Evans, que formaban el primer grupo de ataque. Prosiguieron hasta el llamado pico sur, al que llegaron agotados. Tuvieron que renunciar a la cumbre.
(*) Profesor de Historia de la UNSJ Miembro de la Junta de Estudios Históricos de la Provincia de San Juan.
