Si existe un fenómeno común que atraviesan distintas bases de organizaciones sindicales argentinas, es el sentimiento colectivo de pérdida de representatividad que sienten, respecto a sus respectivas conducciones. Los pedidos de desafiliaciones masivas son un claro ejemplo de ello. Un enorme fracaso que venimos sosteniendo desde las bases de los gremios es continuar teniendo reelecciones indefinidas de autoridades, pudiendo modificar este punto en los Estatutos Orgánicos Sindicales o también a través de la modificación en la Ley N¦ 23551 de Asociaciones Sindicales. Esto ha derivado, en ciertos casos, en un evidente aburguesamiento de dirigentes, en una burocratización extrema de conducciones, y en una mediocre gestión de ciertos consejos directivos gremiales.

Tenemos casos de provincias, en las que se escuchan críticas desde las bases hacia sus respectivas conducciones sindicales, por estar más ocupadas de hacer política partidaria que política sindical.


Propiedad privada


Hay dirigentes que parecieran creer que el sindicato es un bien más de su propiedad, de su familia, de sus amigos y hasta de los obsecuentes de turno que siempre están por algún interés y no por convicciones. 


Por otro lado, un error que se sigue repitiendo desde los sectores de oposición, es presentarse divididos en las elecciones y no hacer una sola lista representativa de todo el arco opositor. Aquellos espacios opositores, que en las elecciones siguen insistiendo en no unirse con el resto de lo oposición, los convierte no sólo en sectarios y funcionales a los oficialismos (al que tanto critican discursivamente en cuerpos de delegados o asambleas), sino que de alguna forma proceden como simple colaboracionistas de esos mismos oficialismos, para garantizarles que sigan en el poder por otro mandato más. 


Quienes pretendan conducir, por supuesto tendrán que movilizar. Pero hay muchas otras cosas más que se tienen que hacer desde un conducción sindical. Principalmente hay que gestionar, tener buenos proyectos y propuestas en todos los frentes.


Tenemos casos de provincias, en las que se escuchan críticas desde las bases hacia sus respectivas conducciones sindicales, por estar más ocupadas en hacer política partidaria que política sindical. Por suerte contamos en Argentina además, con muy buenos dirigentes sindicales (hombres y mujeres), que sí cumplen su rol eficientemente.


Sindicatos dañados


Pero hay dirigentes sindicales, que no merecen seguir un minuto más al frente de una conducción, por el gran daño que le han ocasionado y le siguen causando al gremio, por muchas razones. En ciertos gremios, debería incluso analizarse desde las bases -al igual que sucede en política partidaria-, la posibilidad del adelantamiento de la elecciones, para evitar que el daño sea mayor. Esa dirigencia no solo ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias, sino que además de continuar, podrían quedar secuelas irreversibles para las bases no solo en el presente, sino además a futuro. Estar tantos años en el poder, hace que muchos dirigentes estén alejados de la realidad que viven sus representados. Quizás sea tiempo de que esa dirigencia sindical, piense en dar un paso al costado.

Por Carlos Emanuel Cafure
Abogado
Referente de la agrupación 29 de Mayo 
del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba