El genio artístico de Astor Piazzola perdura en el tiempo como también su aporte a la cultura argentina.

En este año 2021, se cumple un siglo del nacimiento de Astor Piazzola, un bandeononista de estirpe mundial cuyo repertorio es de permanente influencia en la música que, cada vez valora más su obra. En una época, era criticado por propios y extraños, por los tangueros más famosos que estaban en la cima de la popularidad. Sufrió todo tipo de improperios. Pero, ante tanta resistencia a su arte, el ahora reconocido como uno de los genios del tango, autor de "Adiós Nonino", dijo una célebre frase hace ya algunas décadas, que quedó inmortalizada: "Yo escribí música para el año 2000". 


Será por eso que era un incomprendido, como todo aquel emprendedor, inventor o científico que está uno o dos pasos más adelante que el resto de la humanidad.


Piazzola nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata y falleció el 4 julio 1992 en la Ciudad de Buenos Aires. Criado en las calles de Nueva York, en Estados Unidos conoció el ambiente pandillero de la época. Esto también lo llevó a formar en él una personalidad dura y con facilidad para la pelea. Su padre, Vicente Piazzola, también conocido como Nonino, fanático de Carlos Gardel y Julio De Caro, un día le regaló un bandoneón. Con ese instrumento comenzó la aventura de la música. Se vinculó a Gardel a partir de su participación como canillita en la película, "El día que me quieras".


Desde que comenzó a tocar el bandoneón, la ruptura con la ortodoxia del tango se hizo notoria. Su arte compositora e interpretativa denotaban que su lugar en el mundo de la música se lo tenía que ganar a fuerza de trabajo y resistencia a críticas que le caían desde los lugares conservadores y estructurados del tango.


En una entrevista que Piazzola le brindó al periodista mexicano Guillermo Pérez Verduzco en el año 1984, le dijo: "El problema es que en la Argentina todo se puede cambiar menos el tango. El día que se me ocurrió cambiar fue como una especie de revolución. El tango es considerado casi una religión, es como una secta. Hay que hacer siempre lo mismo. Por eso tuve muchísimos problemas cuando quise cambiar. El pueblo sigue siendo lo mismo, no cambia: a la mayoría le gusta lo que no es pensante y a la minoría le gusta pensar".


Será por eso que "para gran parte de la institución del tango, Piazzola fue un destructor histórico, un heterodoxo"(...) "mató la melodía y se desentendió del baile", afirmaron con enojo sus detractores, situándose en la retaguardia. Sin embargo, Piazzola se vio a sí mismo como un salvador, alguien que había llegado con una misión refundadora. "El tango había fallecido de muerte cerebral, y Piazzola le ofrecía otra vida en un cuerpo instrumental compositivo, el corpus piazolleano, la banda sonora de una ciudad en lo que todo estaba sujeto a revisión", escribió el periodista Sergio Pujol, en un ensayo que tituló: "Piazzola y los años '60. Una lectura política"


Sin dudas, este año 2021, Astor Piazzola será recordado con diversos homenajes, propio de aquellos adelantados e incomprendidos de la historia, que están lejos de ser conservadores en el pensamiento. Pero, que al descubrir ese bagaje de aporte a la humanidad y con el paso del tiempo, se fueron convirtiendo en clásicos de la cultura y las ciencias de la humanidad.


Adiós Nonino


Una de las obras emblemáticas de Piazzola es "Adiós Nonino". Tan fuerte fue esta creación que muchos artistas la interpretaron. El primero fue el cantor popular de tango Roberto "Polaco" Goyeneche e incluso, la Reina Máxima de Holanda fue homenajeada en su boda con esta pieza musical. La historia dice que en el año 1959, Astor Piazzolla se encontraba realizando una gira por Centroamérica junto a los bailarines Juan Carlos Copes y María Nieves, cuando, durante una presentación en Puerto Rico, recibió la noticia de la muerte de su padre, Vicente Piazzolla, apodado Nonino, debido a un accidente de bicicleta en su ciudad natal, Mar del Plata. Esta noticia, sumada al fracaso de la gira, a los problemas económicos y a la nostalgia que le producía estar lejos de su país, llevó a Piazzolla a la depresión.


En octubre de ese año, al retornar a la ciudad de Nueva York, lugar donde residía temporalmente con su familia, Piazzolla compuso esta obra, basándose en otro de sus tangos titulado "Nonino", escrito cinco años antes en París, también en homenaje a su padre.