¿Qué se entiende por arte? Según el diccionario: Arte es una virtud, disposición, habilidad para hacer algo. Acto por el cual el hombre da forma sensible a una concepción del entendimiento…

Desde las pinturas del Paleolítico han transcurrido más de 20.000 años y todavía no se ha elaborado una definición precisa de qué es arte y cuál es el límite que separa lo artístico de lo profano.

Además de los valores estéticos fundamentales, estimo que un objeto para que sea considerado una pieza de arte debe tener perdurabilidad, en el tiempo y en el espacio, como las pinturas parietales antes mencionadas o las de la Capilla Sixtina y la Capilla misma, el David de Miguel Ángel, Las Meninas de Velásquez, etc.

No acepto lo efímero en el arte. Si no hay persistencia no creo que haya arte.

No puede ser arte lo que se construye hoy y se levanta o desaparece mañana. El objeto debe tener existencia propia; lo otro puede ser un juego de ingenio, acertijo o humorada.

Ahora me pregunto, ¿el no haberse encontrado una definición lógica y exacta será la circunstancia especial que permite la intromisión en el circuito del arte de pseudointelectuales que buscan sólo notoriedad y que hablan de un academicismo enfermo de una peste incurable?

Yo digo, no aconsejo: marchemos con precaución en el camino del arte, no tergiversemos su verdadera esencia porque sin duda caeremos en lo chabacano y ofensivo. Las últimas vanguardias, en especial, deben ser tomadas con pinzas y mirarlas ‘con ojo de buen cubero’ porque a veces sirven para confundir y sin duda pueden conducir a una involución.

Según como se las interprete, si no son bien entendidas y, se piensa que otorgan libertad y amplitud de criterio y que cualquier porquería como encender velas en el exterior del cementerio es arte. Vamos mal.

Si se sigue así el arte genuino tiende a desaparecer. En la década del ’60 la revista ‘Primera Plana’ le dedicó una tapa a Romero Brest cuando afirmó ‘La pintura de caballete ha muerto’, frase esta que provocó la reacción e indignación lógica de los artistas plásticos de entonces.

Quizás lo dijo frente al advenimiento de nuevos ismos o al éxito resonante del Instituto Di Tella, que él presidía, y que en el sesenta apabulló con el objetivismo de Marta Minujin con su ‘¡Revuélquese y Viva!’ y luego con la humorada ‘La Menesunda’ también de la misma artista y Rubén Santantonín.

Hoy casi 50 años después puedo afirmar que la pintura de caballete continúa y continuará al frente y que, los happening, instalaciones, etc. y parte del llamado arte conceptual -innegablemente importante- pasarán a la Historia del Arte como: ‘una moda del último tercio del Siglo XX y que hasta los más entendidos aprobaban por snobismo’.

Jorge Glusberg dice que las vanguardias no son duraderas y dejan de serlo a corto plazo: Picasso no creó primero el cubismo y luego aprendió a dibujar y pintar… todo fue producto de una lógica e inteligente evolución. El dibujo y la pintura ya no eran un misterio para él. Su permanente búsqueda lo llevo al cambio que tanto alarmó: el cubismo.

No es conveniente empezar de atrás para adelante como el cangrejo porque puede conducir al artista a una verdadera hecatombe emocional y creativa.

Frenémonos. Dejemos de torturar al público de arte y más aún al neófito que sólo quiere aprender y recrear su espíritu y no encontrarse frente a cosas que no comprende y lo llenan de perplejidad.

Todo tiene su límite. Soy abierto a todas las manifestaciones artísticas, literarias, etc… pero hay cosas que no se pueden aceptar, especialmente cuando no han cumplido su ciclo y cuando sólo se utilizan para proyectarse en el medio y ni ellos mismos entienden lo que hacen y sólo intentan.