Motivado por una respuesta que ubique al hombre en una posición tal que de sustento a su misma realidad presente ha significado ingresar en un ámbito temporal donde las definiciones tanto históricas como recientes deben considerar las mismas expresiones del hombre en ese espacio temporal. De alguna manera tales han transitado por las variables de pasado, presente y futuro; sin embargo, la ambigüedad de contener estos términos en descripciones precisas ha significado revelar un apoyo discursivo que asimilan estos conceptos a lo que fue o sucedió, a lo que vivimos en este instante o bien a lo que vendrá o por venir.
"’Atrapar el tiempo” en una apreciación tal que enlace estos tres momento desde mi punto de vista será descubrir el sentido de la filosofía en su verdadera proyección y sentido y encaminar al pensador al auténtico desafío que hoy tiene el filósofo.
Para dar una idea más precisa expresaremos cuál sería el estado de la cuestión: "’Si nos detenemos en el pasado lo estático pone fin a lo dinámico, parecería la muerte de lo conocido mismo, aunque éste se quiera presentificar como señal recurrente para imponer en el presente lo acaecido en el pasado, como si se le estuviese dando vida al pensamiento propio de lo que ha pasado. Así mismo, el hombre de hoy pone todo énfasis en vivir el presente pretendiendo contenerlo en una sucesión de acontecimientos que tienen vigencia permanente o bien como si estuviese estando en un presente imborrable. Sucede que el mismo hombre en el afán de permanecer o perpetuarse con sus propuestas e intereses múltiples o difusos entabla una casi desmedida e inconmensurable acción para lograr ese objetivo trabándose en "’violenta lucha” con su propio destino y acercándose a los destinos "’de los mismos dioses”, es decir queriendo alcanzar la meta de súper hombre.
¿Es posible sostener un firme enlace entre estos tres momentos temporales mediante la vivencia o el discurso del pretender y de poder, entendiendo esta expresión como de alcanzarlo o lograrlo todo?
Al planteo de este postulado contraponemos por un lado la imposibilidad de lograrlo y por el otro el éxito de alcanzarlo. Y si es así agregaremos para justificarlo, cuáles serían los méritos.
Desde mi punto de vista en la primera circunstancia el riesgo más notable que corre el ser humano radica en el fundamento de su existencia misma y su mayor apuesta está en el desafío de su voluntad a la que quien sabe, cuál será el límite de su propuesta o bien cuál será el peso de su decisión.
La segunda circunstancia estaría dada por el descubrimiento de justamente ese mencionado enlace de los tres momentos temporales citados por los que el pensamiento encuentre su ineludible vigencia y fundante resolución como principio estable que regula todo la vida del hombre y lo proyecta con éxito al "’triunfo final”, aquel anhelado por la raza humana para su eterna duración.
Por otro lado, ¿es posible alcanzar o lograr perpetuar ya no la vida, sino la vida misma de cada ser humano, y si es así cuál sería la humana condición que lo determina?
Entonces la clave está en redefinir o redescubrir que se entiende por Ayer, que se piensa del Hoy y que hay entre uno y otro que permita cimentar y perpetuar el futuro para prolongar la existencia del hombre sin reducirla a un tiempo de vida o a un espacio de tiempo.
La pasión actual del filósofo y su visión por el destino del hombre pone hoy más que nunca a la Filosofía en su verdadero lugar, al del primero y fundamental de todas las ciencias, en el tapete de cualquier planteo y en respuesta a los más profundos o "’insignificantes planteos”.