
Hemos escuchado muchas opiniones críticas por el uso de las tecnologías a las que hemos tenido que apelar por culpa de la pandemia. Reconociendo que fue quizás la única alternativa para sostener la mayoría de las actividades durante este tiempo, se dice que es incomparable con el contacto presencial que se ha perdido.
Según el diccionario, la palabra "presencial" implica la "presencia de algo o alguien" "que presencia determinado acontecimiento" pero cuando la ejemplifica dice: "Organizar cursos presenciales o a distancia".
En el ejemplo de la definición de la Real Academia Española (RAE) pareciera contraponerse la distancia a la presencialidad, a pesar que, la que determina la presencialidad es la persona y su testimonio frente al suceso sin especificar su naturaleza ni su distancia.
Podríamos entonces aceptar esta frase como correcta: Fui testigo presencial a través del Zoom de los extraordinarios conceptos que dio el profesor en la última clase.
Se entiende que cuando la RAE define esta palabra en 1780 en el primer Diccionario de la Lengua Española, no existían los recursos a los que hoy casi todas las personas tenemos acceso. No había teléfonos, ni radio, ni televisión y mucho menos se pensaba que podría existir Internet, permitiendo vincular a la distancia y en forma sincrónica a las personas, como si estuvieran físicamente cercanas.
No me cabe ninguna duda de lo insustituible y la riqueza del encuentro personal y de presencia física entre los seres humanos, si sabemos aprovecharla. Creo además que felizmente recuperaremos todas aquellas cosas que tanto tiempo nos costó conseguir a la humanidad, como el turismo, el encuentro, la fiesta, la libertad.
Pero como sostiene Patricia Nigro en su último libro, no siempre esa "presencialidad" es sinónimo de verdadero encuentro y comunicación humana.
Podemos concluir que para que haya presencia debe existir "algo o alguien" que se encuentra en un momento dado y en un lugar determinado y que es pasible de interactuar con otro u otros.
En un mundo de videollamadas y realidades virtuales, la palabra "presencia", no debería estar condicionada a la distancia. Creo que sería más correcto hablar de "presencia física" o "presencia digital o virtual". Sin renunciar a la primera, aprovechar todas las potencialidades que ha demostrado la segunda durante estos largos meses de aislamiento.
Por Gustavo Mangisch
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo)
