Gabriel García Márquez, ganador del premio Nobel de Literatura en 1982 e intelectual comprometido con los grandes problemas de nuestro tiempo en su país, Colombia y en América Latina, ha reunido en un libro, textos que fueron escritos por él para ser leídos en público que recorren, prácticamente, toda su vida. Desde el primero que escribe a los 17 años, para despedir a sus compañeros del curso superior en Zipaquirá, hasta el que lee en las Academias de la Lengua los reyes de España, al cumplir ochenta años.

Allí se pone en evidencia, su pasión por el periodismo y la literatura; su inquietud ante el desastre ecológico que se avecina y todo lo relacionado con los problemas de su tierra colombiana.

En su producción "Periodismo: el mejor oficio del mundo'' publicado en su libro "Yo no vengo a decir un discurso'' que se terminó de imprimir en octubre del 2010 deduce, después de los interrogantes a las universidades colombianas, que el periodismo escrito es un género literario no reconocido por estudiantes y maestros. Según la opinión de los estudiantes, responde a una pasión por informar que supera el interés por ser informado.

Se refiere al periodismo empírico cuando el oficio se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Califica estos ámbitos como "cátedras ambulantes y apasionadas de veinticuatro horas diarias''.

Nombra los periódicos y la radio como primeros medios de información; se refiere a las tecnologías de la primera hora y califica a la televisión como un ingenio mágico cuyo imperio fue difícil imaginar. Describe al redactor erudito quien produce con pormenores y antecedentes "cómo se reconstruye el esqueleto de un dinosaurio a partir de una vértebra''.

Califica el editorial como la sección más delicada y de gran prestigio. Esta nota no es actual, pero sí aporta muchas acotaciones que se adecuan al momento en que vivimos.

Si bien el periodismo carecía de respaldo académico, en las facultades de Ciencias de la Comunicación "se nota apatía por el pensamiento teórico y la formulación conceptual''.

Rescata algo muy actual, los alumnos llegan a la universidad sin saber redactar, con graves problemas de gramática y ortografía y dificultades para una comprensión reflexiva de textos y muchos salen como llegaron. "Están presos en el facilísimo y la irreflexión''.

Si bien el autor critica en el nivel universitario "'la responsabilidad docente por la imposición de textos obligatorios, la fragmentación de libros con el abuso de las fotocopias de capítulos y ningún aporte propio'' no podemos negar que en el nivel medio, quienes terminan sus estudios pasan a ser "los egresados de la fotocopia'', a los que cuesta encauzarlos en el nivel superior y universitario.

Si bien el título del texto califica al periodismo como "la mejor profesión del mundo'' podemos deducir que el autor no olvida los saberes previos como algo importantísimo en todas las áreas.

Narra sobre los resultados de una encuesta y expresa: "La mayoría de los alumnos interrogados se sienten defraudados por la escuela, y no les tiembla la voz para culpar a sus maestros de no haberles inculcado las virtudes que ahora les reclaman y en especial la curiosidad por la vida. Faltó la oportunidad de explorar muchos campos y en ellos saber qué interesa''.

"'Hay quienes piensan que la masificación ha pervertido la educación, que las escuelas han tenido que seguir la línea viciada de lo informativo en vez de lo formativo. Se piensa también que son escasos los profesores que trabajan con un énfasis en aptitudes y vocaciones''.

García Márquez demuestra ansiedad de que el periodismo recupere su prestigio de antaño y dice: "quienes más lo necesitan son los dueños de los medios, sus mayores beneficiarios, que sienten el descrédito donde más les duele''.

El periodismo, vertiente de la comunicación contingente o comunicativa ubicado en el espacio de una actitud de servicio y de vocación donde los testimonios acercan la tarea propia a la del rastreador (el especialista de las pampas descripto por Domingo Faustino Sarmiento en Facundo), la del detective y hasta la del descubridor más la necesidad de "olfato''.

Si analizamos conceptos de periodismo y del actor de esta actividad visualicemos la riqueza de éstos: Daniel Santoro, periodista de Clarín expresa: "El periodismo tiene que cumplir la función de guardián moral de la democracia, aportar un granito de arena a favor de la transparencia''.

Jorge Halperín periodista en la empresa Capital Intelectual opina que "quien ejerce el periodismo tiene escepticismo, rasgo conveniente del periodista. Por tener responsabilidad, porque la gente le atribuye honestidad y confiabilidad debe hacer honor a esa confianza y filtrar lo que es basura''.