El título evoca con la binariedad de excluidos e incluidos a Humberto Ecco en su obra de "Apocalípticos e Integrados”, que escribiera para analizar el conformismo elaborado por los mass-media, medios masivos de comunicación en la era industrial, y los impugnadores del sistema de conformidad con el estatus quo, en el marco de una cultura de masas impulsada a partir del apabullante dispositivo tecnológico de la comunicación social. 

La pareja conceptual de excluidos e incluidos hace referencia en una suerte de parangón metafórico a la actualidad de las consecuencias político-económicas que se han precipitado en el contexto problemático latinoamericano actual.

Esto alude a que existen situaciones latentes como el problema de la exclusión que es transpuesta a la epidermis social, sea como que no existe en la modalidad de poner en crisis el sistema mismo de la institucionalidad. Ciñendo más el argumento, los mass-media como esquema de percepción dominante de la realidad en una sociedad de masas, hoy en Latinoamérica, llevan a que los gobiernos digan como débil defensa excusadora que no vieron venir la eclosión del conflicto social.

Esto último es lo que se ha manifestado en Chile, en tanto se alega que fue muy poco advertida la latencia del conflicto social, que sin lugar a dudas, no tiene un vector causal desencadenante como es el del aumento en un servicio público como el del costo del transporte público.

Lo cierto es que la latencia de los excluidos se manifestó de modo tal que llevó a cuestionar no sólo la fenomenología encapsulada en un malestar estricto como es el costo de vida desplegado en varios ítems de la necesidades que quedan insatisfechas, sino, que, además, esta enderezado a dirigirse a las bases del sistema social y económico en si con consecuencias de deslegitimación de gran intensidad del sistema de representación política. Esto último sucede al punto de generar lo más nocivo de la vida de la polis moderna, que es la instalación, por la causa que sea, de los temidos e indeseados "vacíos de poder”.

En Chile se usaron argumentos basados en la mera sorpresa e imprevisión desde el gobierno para explicar el porqué del conflicto social y su falta de limitación en términos de gestión sin desbordes dentro de las vías institucionales. 

Esto de que el Gobierno trasandino no vio venir el conflicto en su fase de gestación de los actos previos que lo azuzaron a título de desencadenante, también se usó en relación a lo esperado por el Gobierno con las PASO de Argentina donde se pasó de un "clima” de ganador a una "sorpresa perdedora” con gran diferencia.

En Ecuador, por su parte, ocurrió algo similar porque se "subestimaron” las consecuencias del acuerdo con el FMI y su demanda de ajuste del gasto social, a partir de los erráticos bosquejos de discernimiento de los climas masivos que se irradian por el sistema de emisión de datos saturados como opinión pre modelada al pleno de la sociedad.

Esto de señalar fallas en el esquema de detección y percepción de las causas de la exclusión social constituye un sistema de análisis que se queda corto porque deja afuera causas acusadamente estructurales que portan una enorme fuerza disruptiva de riesgo primero y de riesgo verificado después, manifestándose en crisis proteiformes que por su magnitud y volumen terminan fuera del radio de control del sistema de las instituciones, con todo el daño colectivo que ello entraña.

Volviendo al problema que plantea Ecco, este indica que en definitiva no es de extrañarse que los gobiernos y las instituciones formales, no vean las consecuencias que nacen de sus propios actos. No hay una oportuna previsión de los peligros porque se crean climas de opinión masiva que son cargados a partir de una cierta estrategia de maniobra consolidada por "grupos económicos” que persiguen no finalidades de verdad o verosimilitud genuina, sino finalidades de lucro.

 

Por el Dr. Mario Luna y el Prof. Fabián Núñez