Se está debatiendo, al menos socialmente, la problemática de la baja de imputabilidad de los menores de 16 años, hasta llegar a los 14. Opinan los periodistas, muchos de ellos con sólidos conocimiento en la materia generados con años de investigación; los psicólogos; los médicos psiquiatras; los sociólogos, entre otros.

Pero los que más alzan la voz son aquellos ciudadanos que han sido víctimas de un delito violento, en especial en los casos que el delincuente era justamente un menor de edad.

Los abogados debemos tener una visión equilibrada en este asunto, como en todos aquellos que llegan a nuestro conocimiento, a través del ejercicio de nuestra profesión.

Quienes están a favor de la baja de imputabilidad, sostienen que es necesario para bajar los índices de criminalidad ejercida por personas de entre 14 y 16 años de edad (recordemos que en la actualidad la ley penal juvenil sanciona sólo a aquellos que han cumplido 16 años al momento de consumar el delito).

Se trata, por lo general, de personas de clase media y alta, que muy genuinamente pretenden vivir en una sociedad donde se establezcan premios y castigos para las conductas de los seres humanos.

Así, con un criterio muy atendible se manifiestan diciendo que una persona de 14 años puede comprender perfectamente la criminalidad del acto, cuando le quita la vida a otro ser humano, por ejemplo en le marco de un homicidio en ocasión de robo.

Sin embargo no está nada claro que la penalización a partir de los 14 años fuese la solución para la prevención de los delitos graves. Esto es así toda vez que el Código Penal es por naturaleza una herramienta de penitencia y sanción, para aquellos que ya han cometido un delito, pero nunca un instrumento disuasivo para los que piensan cometer un homicidio, por ejemplo.

Es decir, que el Código Penal se aplicará como paliativo de los delitos ya cometidos para pretender que el delincuente retribuya a la sociedad el daño que ha generado. Esa retribución se hará en un estableciendo carcelario y durante un determinado tiempo, en el cual Estado pretenderá resocializar al reo.

De esta forma, con la baja de imputabilidad, tendremos más personas incluidas en el sistema judicial y carcelario, pero no veo la posibilidad cierta en que se advierta una baja en el índice de criminalidad callejero.

Si lo que se persigue, con la baja de imputabilidad, es conseguir más sanciones carcelarias, vamos bien. Pero no alberguemos inútil, y erróneamente, otro tipo de expectativas.

Dejo en claro que, a mi modo de ver, es cierto que a los 14 años de edad se tiene el discernimiento suficiente para comprender la criminalidad de un asesinato, pero no por ello dejo de advertir a la sociedad que el Código Penal no ha se ser la solución mágica y salvadora para esta problemática.

(*) Director del Instituto de Derecho Penal, Colegio de Abogados La Matanza.