En estos últimos dos años, los incendios forestales han provocados pérdidas de todo tipo en todo el mundo, por lo que se los asocia con el cambio climático que estamos enfrentando.

 

Por sus características y por la extensión de la superficie afectada -alrededor de 160.000 hectáreas- los incendios de este año en la provincia de Córdoba son uno de los más grandes originados en esa jurisdicción en los últimos 20 años. Diversos factores se han conjugado para que el fuego siga propagándose en una forma incontrolable en zonas del Litoral, La Rioja y San Luis. Un año de escasas lluvias, de fuertes vientos, pocos controles de las actividades que se realizan en el campo y de una gran cantidad de pastizales secos son condiciones apropiadas para los focos de incendios, que una vez declarados, se multiplican con facilidad, arrasan grandes superficies y aniquilan la flora y la fauna de esos lugares. Esto nos debe llamar a la reflexión a quienes vivimos en provincias como San Juan donde, afortunadamente, hasta ahora todavía no hemos tenido ningún incendio de magnitud, salvo algunos focos menores en zonas de fincas a consecuencia de actos de imprudencia o fuertes vientos que constituyen la primera causa de estos siniestros en el área rural. 

Como se conoce, la única forma de minimizar daños ante el fuego es tomar medidas preventivas para evitar su origen y estar preparados debidamente para combatirlo apenas se inicia. Nuestra proximidad con la provincia de San Luis, donde se han declarados varios focos de incendios forestales, en un paisaje que es muy similar al que hay en el este de nuestra provincia, nos obliga a estar preparados para actuar de inmediato para sofocar las llamas. La colocación en los principales puestos de los campesinos o dependencias de organismos oficiales destacados en la zona, de los conocidos tanques australianos o la construcción de las tradicionales represas con su provisión de agua correspondiente y sus bombas extractoras pueden llegar a ser un factor decisivo a la hora de combatir un incendio en su etapa inicial. Mantener activas las perforaciones existentes u otras donde las napas puedan ser relativamente fáciles de obtener, es otro resguardo rápido para abastecerse de agua de inmediato.

Por lo general, hay vastas superficies de campos en los que no se dispone de agua suficiente y eso es lo que complica la acción de bomberos y rescatistas al momento de intervenir. 

Así como el límite con San Luís es una zona de riesgo para San Juan, hay otros puntos que también son susceptibles de ser afectados por el fuego. En Valle Fértil, la zona de las sierras y el sector Norte del departamento son proclives a incendiarse, al igual que San Guillermo, en el departamento Iglesia, donde hay muchos pastizales secos y se carece de sistemas de controles para detectar incendios precoces 

Otras zonas de riesgo las tenemos en los amplios campos circundantes al paraje Difunta Correa, entre Caucete y 25 de Mayo, y en distintas zonas del Valle de Tulum, donde los propietarios o encargados de fincas prenden fuego para hacer limpieza de predios, con el riesgo de provocar incendios incontrolables cuando el viento cambia de dirección o se hace más intenso a lo previsto.

Dentro de las medidas de prevención, también hay que consignar la necesidad de contar con dotaciones de bomberos capacitados para hacer frente a los incendios forestales. Si bien la Policía de San Juan cuenta con la División Bomberos que posee cuarteles tanto en la ciudad Capital como en algunos departamentos, entre ellos Caucete y Santa Lucía, siempre es conveniente tener algunas dotaciones especializadas en incendios forestales que estén capacitadas para una tarea que es muy riesgosa. 

También es importante considerar el aporte que pueden hacer algunos cuerpos de bomberos voluntarios. Estos corren con la ventaja de poder acudir con mayor rapidez a los lugares donde hay fuego declarado. Es conveniente contar con esas dotaciones debidamente reconocidas, equipadas y adiestradas para que colaboren con los bomberos profesionales. 

Dentro de la tarea para combatir un incendio también es muy importante la logística que se emplea para no perder tiempo y llegar lo más rápido posible al lugar del siniestro. En el caso de los lugares donde los incendios pueden acabar con una reserva natural u otro recurso igualmente apreciado, es fundamental la figura del guardaparques para que controle, advierta y pueda avisar con tiempo sobre el comienzo de un incendio, aunque para ello se debe contar con personal especialmente capacitado y, si es posible, viviendo en el lugar. 

 

Por Alfredo Correa 
DIARIO DE CUYO