Los microplásticos o microesferas de plástico están presentes en multitud de productos de higiene como cremas exfoliantes, pastas dentífricas y jabones. Sus consecuencias para el medio ambiente son desastrosas.


Hace unas cuatro décadas comenzaron a acumularse en los océanos y ahora son omnipresentes en el medio marino.


Los microplásticos se inventaron en la década de los 80 y se utilizan por su función exfoliante o para dar color y textura. Tienen menos de 5 mm de diámetro y se encuentran en pastas de dientes, geles de ducha, gel de baño, exfoliantes, detergentes, agentes limpiadores, protectores solares, productos de fregado y en las fibras sintéticas de la ropa. Pueden estar fabricadas en distintos tipos de plástico como polietileno (PE), polipropileno (PP) o poliestireno (PET).


Debido a su pequeño tamaño no pueden ser eliminados por sistemas de filtración de aguas residuales y terminan en ríos y océanos, donde son ingeridos por pájaros, peces y otras especies marinas.


Los microplásticos constituyen una gran amenaza para la alimentación de animales marinos, incluidas muchas especies de aves, tortugas, peces, mamíferos marinos e invertebrados, ya que los confunden con alimento, provocando la muerte. Incluso han demostrado que pueden absorber contaminantes afectando a la fauna marina.


Los plásticos son omnipresentes en todos los océanos y se pueden encontrar plástico en sitios tan remotos como la Antártida, en los sedimentos marinos e incluso en los corales y constituyen una sopa mortal para los peces.


¿Existen riesgos para la salud humana? Se evidencia cómo los microplásticos se están incorporando a la cadena alimentaria. Además, estos plásticos tienen la capacidad de atraer sustancias químicas y de liberarlas, lo que les convierte en una potencial bomba tóxica.


Hasta el momento no hay evidencia científica de que los microplásticos representen un riesgo para los humanos cuando pasan por la cadena alimentaria, pero existe una creciente preocupación sobre la posibilidad.


Según un estudio científico de Orb Media indica que el 83% de las muestras de agua de grifo de una docena de países está contaminada con microplásticos.


La fabricación y comercio de productos con estos elementos está prohibido en EEUU a partir de julio de 2017. También el Reino Unido desde el pasado 9 de enero, especialmente después de que saltaran las alarmas por la elevada contaminación por microplásticos del río Támesis, mientras que en la Unión Europea por el momento no existe ningún proyecto legislativo en este sentido.


Las medidas para evitar los efectos de los microplásticos no van más allá de evitar los productos que contengan plástico. Las microesferas de plástico pueden ser sustituidas por alternativas naturales y biodegradables hechas de harina de maíz, perlas de jojoba, frutos de argán, almendras de albaricoque o sales naturales.

La mayoría de las cremas exfoliantes llevan microplásticos.
Microplásticos aumentados en un microscopio.