Frente a las distintas concepciones educativas de profesionales de distintas áreas, especialistas en tecnologías, funcionarios públicos, políticos y entidades gubernamentales orientadas a la educación, la cultura y el trabajo, desde sus ministerios y hasta por cualquier medio masivo de comunicación de todo el mundo, las familias, cada Estado y las instituciones que forman en distintos niveles, modalidades y ámbitos sociales, corren hoy un grave riesgo que arremete en la realidad de la educación del presente siglo. El mismo, desvirtúa la verdadera esencia de la educación, cuando "lo que se da", está desprovisto de toda ciencia, método, ética y moral desorientando al hombre a un despropósito de lo que realmente es la educación y lo que ella implica para el desarrollo y progreso de los pueblos y por ende al mejoramiento de la condición humana.


Para poner en claro y advertir a todo ciudadano e incluso orientar a los medios informantes, de las más variadas formas que hoy se adoptan, al transmitir las noticias y dar a conocer los hechos o sucesos de todo carácter, es absolutamente necesario y de prioridad institucional marcar donde están estos riesgos que la niñez, la juventud y el mundo adulto viven, al no conocer y advertir cual es la intencionalidad que se persigue frente a lo que implica para el ser humano el bien trascendental que significa como fenómeno social la educación.


A través de la historia del hombre y desde siempre, la educación significó o se la entendió de dos formas. 1- Como un perfeccionamiento intencional de las potencias específicamente humanas o, 2- La acción desde afuera de modelar y formar al ser humano o bien extraer de él todo su potencial. Sin embargo hoy el hombre, las naciones y el mundo corren un intencionado derrotero cuyo objetivo es el de desvirtuar, deformar y aniquilar todo conocimiento, axioma y ley que desde la Pedagogía sustenta al hombre mismo en sus valores, capacidades y finalidad social que como factores necesariamente debe desplegar en contacto directo con sus semejantes y donde su realidad natural jamás puede ser sustituida por otra semejante a la de connotaciones virtuales.


Existen cientos de páginas de internet, de técnicos y/o profesionales, políticos de turno y personas que plantean "novedosos paradigmas" o bien, ignoran la incidencia del tema, riesgos y consecuencias que para la evolución del hombre significa una "información de realidad virtual" y que en absoluto es educación.


El ser humano, puede estar conectado con el pasado a través de la historia, con el presente a través de los medios masivos y tecnológicos de comunicación y con el futuro a través de sus proyecciones neuropsicoemocionales y cerebrovivenciales impulsado sin más, por una comunicación impensable para nuestro presente, pero en ningún caso jamás y nunca puede ni debe reemplazar lo que hace a su esencia íntima de presencia humana con el otro, que lo hace crecer como persona libre y responsable para poder evaluar y actuar en consecuencia.


La educación, no es estar comunicados, no es conectarse con una computadora, celular o dispositivo semejante ni siquiera por ondas propias emitidas por la capacidad cerebral o extrasensorial. La educación no es el mero conocimiento a informarse oportunamente por imágenes virtuales, ni alimentar el mismo desde plataformas formalizadas para tal fin, ni pretender que en el presente o futuro el ser humano sea reemplazado en circunstancias de modo, tiempo y lugar.


La educación es la formación integral del ser humano en valores y principios, proceso que se lleva a cabo en un mundo de relación humana por el acercamiento directo con la experiencia del otro, para juntos resolver o bien, en la familia, con la escuela (universidad) y con el medio ciudadano, con el compromiso del Estado. Los educadores deben estar presentes en un aquí y en un ahora, en vivo y en persona para tener la experiencia incuestionable y universal de vivir, aprender y responder frente al mundo.

Por Mario Daniel Correa D'Amico 
 Profesor, filósofo y pedagogo y analista político con doctorado y diplomatura en paradigmas.