
La pandemia ha acelerado el auge del home office y la educación multimedial a distancia y con ellos, cada vez más, la tecnología ha tomado parte de nuestras vidas. Son claros los beneficios que permiten continuar varias actividades que, de otro modo, no podrían haberse desarrollado. Hoy mismo parecen ser el único medio para sostener la educación y una gran cantidad de actividades que atenúan el riesgo del contacto físico a través del cual se expande el virus a velocidades impredecibles.
Está claro que las videoconferencias son la primera y más sencilla de las aplicaciones para mantener el contacto de presencia (virtual), pero también son cada vez más comunes otro tipo de propuestas que contribuyen a organizar nuestro trabajo y en muchos casos, reemplazando tareas que normalmente eran realizadas por personas.
Es verdad que hace rato que venimos obedeciendo "el capricho" de las máquinas que utilizan empresas de servicio o el mismo Estado, con aplicaciones como Cuidar o Vacunate, aunque todavía son incapaces de resolver situaciones que no se encuadren en alguna de las opciones que ofrece la máquina. Las nuevas tendencias de gestión virtual parecen subsanar estas limitaciones.
Los programas para organizar las clases que ofrece Classroom o la gran cantidad de aplicaciones para hacer el seguimiento del trabajo de sus empleados en la mayoría de las empresas, puede ser el primer paso hacia programas más complejos que comiencen a desplazar a los jefes y gerentes.
Existe una gran polémica entre quienes anticipan la presencia de liderazgos virtuales como consecuencia del aprendizaje profundo y de la Inteligencia Artificial (IA) y quienes sostienen la imposibilidad de que las máquinas puedan sustituir a los humanos en esta función.
Los que promueven esta idea sugieren que un algoritmo de IA podría organizar mucho mejor las actividades de los empleados, a partir de la información que le aporta el Big Data con información de millones de tareas similares en todo el mundo y sin depender de enfermedades, licencias ni vacaciones. Hace unos días me comentaba el director de Recursos Humanos de una importante empresa internacional que implementaron un sistema que anticipa posibles descontentos de sus empleados a partir de la información que toma el software de la nube.
Algunos dirán que un jefe virtual sería más objetivo y menos condicionado para definir tareas, sin prejuicios de estar perjudicando o beneficiando subjetivamente a un empleado, pero otros afirman que esto sería imposible.
Más allá de los desafíos éticos que suponen estos avances es bueno que nos preguntemos: ¿Tenemos conciencia del avance de la tecnología sobre tareas que hasta ahora eran eminentemente humanas? ¿Cuánto tiempo creo que estas aplicaciones van a impactar directamente en mis actividades laborales? ¿Cómo me preparo para que estos cambios de paradigmas no me sorprendan distraído o me dejen sin trabajo?
Como aporte para responder a estas preguntas hemos diseñado la Maestría en Gestión de Nuevas Tecnologías en Comunicación que ofrecemos para San Juan desde la UCCuyo.
Por Gustavo Carlos Mangisch
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo).
