Por la carta de intención con el FMI conocida el 26 de octubre de 2018 se sabe a ciencia cierta, ahora, que la reevaluación del sistema previsional argentino incluye palabras y frases que claramente perfilan la intención objetiva de privatizar el sistema de jubilaciones.


Pasa el tiempo, pasan los ciclos económicos, pasan los paradigmas que prevalecen en una etapa y le dan lugar a otros, y con esa sucesión de historias de la vida de las sociedades, a veces se avanza y, a veces, se retrocede.

Los trabajadores y jubilados de hoy han vivido las dos épocas sistémicas, y son ellos los que en definitiva tendrán la palabra más que autorizada en este tema.

En la década de los "90 el paradigma nuevo indicaba que la panacea era la privatización, y la sociedad en general y en principio acompañó. Luego en la primera década de este siglo el paradigma fue el de reestatizar el sistema previsional, y también la sociedad en general acompañó. Y ahora, en el tiempo de esta realidad actual rimada al son de los acuerdos de entendimiento y cartas de intenciones con el FMI, vuelve la idea de los "90 para consolidar una salida y un alejamiento del ciclo de la reestatización.


Y así es, como a priori, lo que a veces se presenta como nuevo y bueno en realidad es algo viejo y malo, y, lo que se presenta como viejo y bueno, en realidad y muy frecuentemente pude resultar que sea algo nuevo y malo. Son los misterios del ir y venir, del flujo y el reflujo en las cosas sociales que dependen de cómo se van viviendo dialécticamente las ideas en la producción cultural incesante de la subjetividad social.


Entonces, los criterios de lo nuevo-bueno y lo pasado-malo y viceversa, en los ciclos de las sociedades hay que reexaminarlo y reasumirlo en otra percepción más amplia, desde otros criterios más profundos y más complejos, es decir, mediante un criterio que deje lo macroscópico y se sitúe en lo microscópico del fenómeno de realidad.


Y ese criterio más celular que hay que darle lugar es el de la evaluación de resultados de inclusión y sustentabilidad fiscal que han rendido los distintos sistemas previsionales ya experimentados.


No alcanza con decir esto es mejor porque es nuevo y aquello fue peor porque fue hecho en un tiempo pasado. Es muy básico, externo y precario dejarse situar en un criterio de pura sucesión mecánica temporal. Hay que poner el foco en ver si los sistemas son más o menos justos con los derechos que están llamados a satisfacer.


Otro aspecto que se debe colocar en la agenda es que si los haberes bajo sistema privado estaban en relación con el 82 % móvil o estaban desfasados. Igual para el sistema estatal, se debe evaluar si guardaban alguna relación con un parámetro que los acerca al 82 % móvil. Esto es importante porque los procesos inflacionarios y cambiarios, como los que se viven hoy, son degradantes del poder de compra del haber previsional, por lo que el único resguardo que tienen los haberes es que tengan un sistema de actualización mediante una fórmula que los proteja de la pérdida de valor de compra.


Si la agenda de este tiempo va a avanzar en el sentido de la reprivatización se debería tener muy presente por la sociedad cómo fueron esos sistemas cuando se lo aplicó, porque en ningún caso se trata de ideas absolutamente nuevas, pues, ya se aplicaron en el pasado reciente.


También hay que tener presente que ningún sistema previsional en el mundo se financia sólo con aportes de los trabajadores en actividad sino que debe ser completado por impuestos recaudados del sistema general impositivo. Por eso el fondo de garantía de sustentabilidad tiene un modo mediato y complejo de potenciar y sostener el financiamiento previsional, porque fortalece los impuestos mediante el fortalecimiento de la actividad económica.

Por el Dr. Mario Luna y Fabián Núñez 
 Expresidente y exasesor del Concejo Deliberante de Jáchal, respectivamente.