Relata el prestigioso historiador José Pacifico Otero, que "la cordillera de los Andes constituye una de las cadenas más elevadas del Globo(...) La parte elegida por San Martín para trasladarse a Chile al frente del Ejército Libertador, era precisamente la más imponente y la más abrupta''.

De esta hazaña sin parangón en el historial universal, no sólo por la proeza en sí misma, sino por sus nobles propósitos, se cumplen dos siglos, tiempo que acentúa la perspectiva clara y contundente en cuanto al valor y altruismo de aquellos hombres al mando del General José Francisco de San Martín.

Iniciado el mes de enero de 1817, las tropas sanmartinianas estaban en condiciones de emprender el cruce de los Andes, no sin antes realizar un gran desfile por las calles mendocinas.

Y fue en Cuyo, la "ínsula'', como la llamaba el Libertador, donde se pergeñó aquel plan colosal y también el área geográfica que ofreció la sangre de sus hijos.

San Juan tuvo un rol fundamental en este hecho; recordemos algunos episodios de aquel protagonismo. Fue el comandante Juan Manuel Cabot quien dirigió la IV División del Ejército de los Andes, llamada también División del Norte, División Cabot o División Sanjuanina.

Cabot había nacido el 23 de marzo de 1784 en Tucumán, hijo de don Domingo Cabot y de doña Catalina Rodríguez. El joven realizó una excelente carrera militar. Actuó en las invasiones inglesas, abrazó la causa de Mayo y participó en la campaña en Alto Perú.

Cabot había emplazado su cuartel general en el Convento de Santo Domingo. Desde este lugar y previa bendición de armas en la iglesia de San Agustín, iniciaron la marcha aquellas gallardas tropas cuyo destino final era arrasar con los realistas en tierra chilena y tomar sus plazas.

El historiador Héctor Arias expresa que "el contingente se componía de tropas de línea y milicia, esta última en su totalidad sanjuanina, además un grupo de emigrados chilenos bajo la denominación de Legión Chilena, en total unos 500 hombres, sin contar 150 auxiliares que conducían los bastimentos y el parque''.

Según diversos investigadores y datos aportados por la tradición oral, el itinerario fue la actual calle Mendoza, pasando por Concepción, hasta llegar a tierra chimbera a través de la calle Las Tapias, actual Salta. Una vez vadeado el río San Juan, las tropas descansaron en "Las Tapiecitas'' en tierra albardonera.

Allí un monolito señala esta primera parada que sirvió para recuperar fuerzas y continuar al amanecer siguiente. Siguieron sucesivos puntos, incluyendo Barrancas de la Jarilla en los campos o el bolsón Matagusanos y Talacasto.

En este último lugar fue inaugurado un monolito el 18 de enero de 1967, al cumplirse 150 años de la hazaña. Luego pasaron por Ciénagas de Hualilán y Agua del Yeso, hasta llegar a tierra iglesiana el 23 de enero. Las tropas pernoctaron en la localidad de Bella Vista, en la estancia de Francisco Toranzo.

Días después iniciaron el épico cruce de la gigantesca mole andina a través del Paso de Guana y tras algunas escaramuzas vino la gloria concluyente, con el triunfo de "Salala'', preludio de la ocupación de Coquimbo, La Serena y Copiapó.

(*) Magister en Historia.