Bolsonaro y una limpieza de funcionarios críticos.

Por el Dr. Mario Alfredo Luna
y Fabián Alberto Nuñez
Expresidente y exasesor del HCD de Jáchal. 


Resulta inevitable trazar un paralelo histórico, con el fin de actualizar la evolución de los estándares de libertad y de democracia según la situación de los hechos en cada momento y lugar histórico, entre las palabras de un expresidente de EEUU, John F. Kennedy, con la decisión del presidente de Brasil, Jail Bolsonaro, de dar fomento oficial a una limpieza de funcionarios públicos en razón de su pensamiento político, e, inclusive, de simpatía política opositora. 


Esa purga de funcionarios por ideas no es azarosa ya que tiene una precisa indicación de que abarca los treinta años de la historia democrática transcurridos desde 1984 hasta el 1 de enero del 2019, dejando fuera de este barbarismo a la dictadura militar del periodo 1964-1984, corte temporal este, que habla por si mismo del sentido positivo que le dan al período de facto en Brasil. Estas deformaciones persecutorias, si bien no son exclusivas de Brasil 2019 porque se dan en muchos lugares, si son descollantes, en atención a que la afectación de los principios de libertad se ha configurado mediante conductas oficiales del Estado. Entonces, lo llamativo es que la desviación ética no es una excepción de facto que hay que combatir, sino, que la patología misma se ha concretado en una política oficial.


Recordemos a Kennedy cuando dijo en tono de advertencia para el futuro, con incuestionable preocupación y a la vez de reproche, que la intimidación sobre los ciudadanos estaba tomando el lugar de la opción libre en el mundo de aquellos años.


Pero Kennedy sostenía que esas situaciones de seria gravedad para la esencia de la sociedad norteamericana y del mundo, respecto de la libertad podían estar prefigurándose en movimientos velados, con característica secretista desde las sombras, y que, en todo caso, su remedio debía consistir en generar una gobernanza donde todo debía comunicarse por la prensa y otros medios a la sociedad en pleno, como garantía objetiva de la libertad. Es decir, sostener a toda costa el debate público y el flujo libre de las opiniones referidas a las vicisitudes del transcurso social.


Pero Kennedy ha sido superado por el futuro, pues en Latinoamérica, en 2019, y como parte de un cúmulo de medidas autoritarias, el gobierno de Brasil ha hecho un acto de gestión que va a limpiar ideológicamente los cuadros de la administración del Estado para excluir a toda persona que tenga simpatía o adscripción de ideas, con el gobierno anterior.


Kennedy alertaba que nunca se debía aceptar que la decisión del ciudadano fuera víctima del acicate de la intimidación eliminando la opción libre como fundamento moral de toda decisión sucedida en el marco de una sociedad sin coacciones.


Fueron y son importantes las palabras reflexivas de Kennedy porque mostraban antes que nada una reflexión de principios, visibilizando que se debía ser inflexible en el cuidado y preservación de los valores morales y éticos, a fin de cerrarle la senda a eventuales coacciones sobre las personas. Esa reflexión profunda tenía por altruista finalidad, la de evitar las perniciosas consecuencias que pudieran sufrir la conciencia y la adecuada justificación ética de las acciones en el marco de la vida de la sociedad.


Era una luz amarilla que intentaba instaurar con fines de mantener viva la sociedad en la tarea de la revalorización acerca de cuáles debían ser de modo inequívoco los fundamentos vigorizantes que se debían escoger invariablemente en la magna obra de la construcción y mantenimiento de las reglas de las relaciones interpersonales, y de estas para con las relaciones a entrelazar con el ente público estatal.


Contrasta Brasil de 2019, más precisamente su gobierno, con aquella preocupación sustancial y de doctrina ética levantada por Kennedy dirigida al futuro de la humanidad, ya que despreciando la doctrina filosófica de la libertad pasa presurosamente a sancionar una orden de gobierno que consuma una censura del pensamiento, dando con ello curso a una discriminación por razones de ideas políticas.