La crisis financiera, las complicaciones con la creciente deuda externa, la volatilidad cambiaria, los déficits fiscal y comercial, la devaluación, en fin, la suma de las inconsistencias macroeconómicas actuales, y su impacto en diversos órdenes de la economía argentina, que se han suscitado en la última época, han llevado a que algunos institutos privados de estudio de economía a nivel nacional, hayan propuesto dolarizar la economía del país.

Tal es el caso del Centro de Economía Aplicada de la UCEMA el cual ha explicitado en la persona del economista Jorge Avila, tal idea monetaria, en los siguiente términos: "(esta) propuesta está libre del riesgo de una colocación compulsiva de bonos y, por tanto, del riesgo de una corrida bancaria. Pienso en una banca comercial internacionalizada. En síntesis, los bancos residentes seguirían prestando los servicios típicos del mercado de capitales pero no captarían depósitos ni harían préstamos tradicionales por cuenta propia, sino por cuenta y orden de bancos extranjeros AAA. Estos depósitos y préstamos quedarían bajo las jurisdicciones de los bancos centrales de los países de origen de los bancos AAA. Por tanto, esos bancos centrales se convertirían en los prestamistas de última instancia de la banca comercial residente en Argentina bajo ley extranjera".


Por supuesto que la propuesta en sus detalles es extensa y compleja, pero en uno de sus núcleos claves proponen lo que acabamos de citar, razón por la que nos focalizaremos en el contenido de lo precitado textualmente.


Entonces, en cuanto al tema de la función del sistema bancario, directamente proponen la eliminación del sistema financiero nacional ya que la red de bancos del sistema tendrían su ancla no en el Banco Central de la República Argentina, como es tradicional aquí y en general en el mundo.


A partir de allí infieren que entre otros beneficios se evitarían los problemas de las corridas cambiarias y el riesgo de la colocación de compulsiva de bonos ante desequilibrios sustanciales de las cuentas públicas y sobre todo la externa.


Ahora bien, cuando en la propuesta dolarizadora vierten la frase "banca comercial internacionalizada", no dimensionan, en nuestra opinión, todo lo negativo que tal frase implica como efecto reductor o disolvente de la potestad financiera que es connatural a la existencia misma del país como nación independiente y soberana.


Es errática la palabra "internacionalizada" refiriéndose a la función de la banca comercial situada en el país, porque encubre que el papel final del BCRA y el sistema monetario argentino, ya que ambos pasarían a ser concisamente un ente sin objeto ni sentido nacional.


En suma, que los bancos centrales de otros países pasen a ser prestamistas de última instancia respecto de los bancos comerciales del sistema local, significa, introducir en el territorio y en el sistema económico-financiero argentino, la soberanía y la potestad extranjera de regular esta materia tan vital como compleja para toda sociedad.


La modulación de afectada solidez y la pretendida veracidad de la propuesta de la dolarización, a juzgar por los términos citados del argumento que estamos contradiciendo, soslayan un constituyente esencial de la Nación previsto en la Constitución Nacional, esto es, el lema de la soberanía monetaria argentina, en tanto fundamenta la jurisdicción indiscutida y exclusiva del estado, para la regulación y emisión de la moneda nacional. Es más, implicaría una privación lisa y llana de tal potestad. Imaginemos cuan negativo sería, en la idea de la propuesta dolarizadora, que los depósitos de los ahorristas argentinos, residentes en argentina, o, extranjeros que deciden por distintas razones operativas de corte negocial ahorrar en el sistema territorial local, pasen a ser parte patrimonial de un sistema no argentino de ahorros, cuando, se han originado en el país, o, por causa del país, con todo lo que ello implica en términos de tener una nación sin capacidad de captación de dinero interno, con lo cual el país, en ese caso, se quedaría sin capitalización monetaria proveniente de su propia ciudadanía.

Por el Dr. Mario Alfredo Luna y Fabián Alberto Nuñez
Expresidente y exasesor del Concejo Deliberante de Jáchal, respectivamente.