
En mi infancia, transitada por las alegres aulas del Colegio Don Bosco de San Juan, me enseñaban el Catecismo, allí había una pregunta: "¿Qué es la Iglesia?". La respuesta era: "Es la congregación de los fieles cristianos, fundada por Jesucristo, cuya cabeza visible es el Papa". Sí, el Papa es la cabeza visible de la Iglesia. La cabeza invisible es Jesucristo, origen, fundador y fundamento de la Iglesia. El Papa, sea quien sea, es el Papa. Y esa razón es suficiente motivo para asegurar -como católicos- nuestro respeto y obediencia. El Papa es quien garantiza, porque así ha sido la voluntad de Cristo, la fidelidad al depósito de la fe. ¿Puede resultarnos más simpático un Papa que otro? Sí. Pero, en la Iglesia, no nos movemos por "simpatías". El móvil ha de ser la fe, el amor y la esperanza. ¿Es pecado criticar cualquier gesto del Papa? no. Pero, si es oportuna una crítica, habrá que hacerla con respeto, obediencia y amor.
Palabras irrespetuosas
Ahora bien, hace algún tiempo, no mucho, por cierto, el candidato a Presidente de la Nación Javier Milei, en una entrevista televisiva, dijo a la periodista Viviana Canosa -cito textual-: "Originalmente la envidia era un pecado capital, habría que informarle al imbécil ese que está en Roma, que defiende la justicia social, que sepa que es un robo y que eso va contra los mandamientos, que la envidia que es la base de la justicia social, es un pecado capital, y que por más que lo disfraces con nombre lindo, justicia social, es una aberración". "El Papa es el representante del maligno en la Tierra, el Papa impulsa el comunismo, no tengo ningún problema en decir lo que digo del impresentable que está en Roma, porque promueve la pobreza".
Estas declaraciones, además de ofenderme, llevaron a actualizar la dimensión de mi vocación institucional como laico en la Iglesia Católica. Lo que pienso respecto de quien sea el Obispo de Roma ya quedó expresado en el primer párrafo. Ahora resta resolver si algo del contenido de las declaraciones de Milei reflejan la verdad.
El móvil ha de ser la fe, el amor y la esperanza. ¿Es pecado criticar cualquier gesto del Papa? no. Pero, si es oportuna una crítica, habrá que hacerla con respeto, obediencia y amor.
Cuestión social
El tema de la "Cuestión Social" en la Iglesia Católica se inicia con la Encíclica del Papa León XIII, la "Rerum Novarum" (1891), luego sus sucesores continuaron esta línea con diversas encíclicas, por ejemplo: "Quadragesimo Anno" de Pío XI (1931), "Mater et Magistra" de San Juan XXIII (1961), "Populorum Progressio" de San Pablo VI (1967), "Laborem Exersens" de San Juan Pablo II (1981) y también "Sollicitudo Rei Socialis" (1987), "Caritas in Veritatis" de Benedicto XVI (2009) y "Fratelli Tutti" de Francisco (2020). Es de destacar que, en ninguna de ellas, los diversos Pontífices se apartaron en lo esencial de la primera, esto es, la Rerum Novarum.
El Papa León XIII en la "Rerum Novarum" (1891) expresa: "Así, pues, debiendo velar por la causa de la Iglesia y por la salvación común, creemos oportuno, hacer, respecto de la situación de los obreros, dirigiéndoos cartas sobre el poder político, sobre la libertad humana, sobre la cristiana constitución de los Estados y otras parecidas, que estimamos oportunas para refutar los sofismas de algunas opiniones. Mas la conciencia de nuestro oficio apostólico nos incita a tratar en esta encíclica la cuestión por entero, a fin de que resplandezcan los principios con que poder dirimir la contienda conforme lo piden la verdad y la justicia. No sólo la contratación del trabajo, sino también las relaciones comerciales de toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, (que) ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios.
Para solucionar este mal, los socialistas (comunistas), atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y administrados por las personas que gobiernan la nación. Creen que, con este traslado de los bienes de los particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las riquezas, se podría curar el mal presente. Pero esta medida es tan inadecuada para resolver la contienda, que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras. Sin duda alguna, la razón misma del trabajo que aportan los que se ocupan en algún oficio lucrativo y el fin primordial que busca el obrero es procurarse algo para sí y poseer con propio derecho una cosa como suya. (El socialismo/Comunismo) Pero, lo que todavía es más grave, proponen un remedio en pugna abierta contra la justicia, en cuanto que el poseer algo en privado como propio es un derecho dado al hombre por la naturaleza".
Como corolario, claro es que las afirmaciones de Milei son lejanas a la verdad ("el Papa impulsa el comunismo") y, además, estimo bueno recordar que, en tiempos de Jesús existía una "casta" (término recurrente en la boca del candidato a presidente) llamada "los fariseos", quienes acusaban al mismo Jesucristo de curar enfermos y alimentar hambrientos con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios. ¿Será esto una simple coincidencia?
Por: Juan Manuel García Castrillón
S.T.D. Abogado