Hablar del esfuerzo de un padre implica reconocer el origen y la medida del amor que ve en lo posible alcanzar el sacrificio y en lo imposible hacer todo superando el interés.
El sentido de que haya un padre y a qué se refiere esa denominación, son las cuestiones centrales que motivan la presente reflexión. Que exista un padre significa que es posible el origen de la vida en forma germinal, que existe un motivo para abrir un camino nuevo, que haya una disposición y una entrega por su sola voluntad y decisión. Asimismo la denominación de padre refiere a la responsabilidad de un proyecto de vida, un proyecto tal que sin su presencia real no podría suceder, un proyecto que refleja un simple fin, compartir una gracia que participa a la misma mujer quien es y quien pone en ejecución ese mismo proyecto de dar a luz.
Solo basta un padre para que toda la vida humana comience a girar y despliegue su sentido. Sin una verdadera entrega de ese padre el amor sería imposible por lo contrario seríamos capturados en el tiempo por una cadena sin fin de intereses materiales donde el egoísmo haría bastar su sola existencia, mas como ello no es posible, su presencia concreta su justificación en su complemento: la mujer.
¿Por qué dedicar un día al padre y felicitarlo si su reconocimiento no puede valerse de un solo momento? ¿Por qué no engrandecer su labor si por su esfuerzo o su sola intervención hace crear conciencia? Cada minuto de su existencia proyecta su presencia, cada palabra manifiesta da ejemplos para una resolución. Nunca hay que subestimar la percepción de un padre, pues ella es la señal e imagen de la importancia que despierta su intuición.
Tratar con cariño y respeto a un padre es quererse y respetarse a uno mismo y ganarse su compañía es realmente encontrar al verdadero amigo.
En las sagradas escrituras la imagen del padre señala siempre una esperanza y la paciencia de permanecer firme en la espera, pues en su horizonte siempre está el hijo, aquel hijo que podrá siempre encontrarse con él pues el mérito es siempre del padre que saldrá a buscarlo para su encuentro. Por lo tanto ¡hijo!, que tu regreso jamás sea tarde.
El amor de padre e hijo, no tiene ruptura alguna, debemos construir una sola unidad. En estos términos no habrá lugar para el desconcierto. En sus expresiones Jesús nos da un claro ejemplo de la unidad en el amor al expresarse enseñándonos que todos somos hermanos y que Uno es nuestro Padre diciendo "Padre nuestro”.
Por ello, cada padre debe ser símbolo de la unidad familiar, ejemplo de entrega y desinterés ya que todo hace encaminar. No hay peso que a sus espaldas lo haga caer, siempre debe estar dispuesto a soportar. La misma vida le ha dado por título su nobleza, por su aptitud y fortaleza.
Es oportuno en este ensayo sobre el esfuerzo de un padre o el valor de la paternidad, reconocer algunos hechos que marcaron mi propia vida como quizás a usted también le ocurrió y formaron la persona que es. De mi padre que es maestro de la construcción en obras, yo aprendí a construir sobre el saber; de un momento en mi infancia que salvó mi vida tomándome de los cabellos en aguas profundas, yo aprendí a orientar en el conocimiento para la vida, y de él mismo que está a mi lado, aprendí a valorar estar con él.
Recordemos que un padre siempre está dispuesto a todo; lo da todo, nos entrega todo y todo lo espera. Ahora, vamos nosotros a su encuentro y celebremos a él, pues siempre está cerca de nosotros, siempre estuvo y siempre estará.
Digamos a nuestro padre ya mismo cuanto lo queremos, démosle un fuerte abrazo y compartamos con él. Que el tiempo no nos supere, caminemos junto a él. Que la vida no nos sorprenda, permanezcamos junto a él.
Si no puedes hablar con tu padre por la distancia, por un problema o por la vida misma, escríbele una carta y hazla llegar a sus propias manos. Crea la oportunidad como él lo hizo al engendrar tu vida. Busca un motivo para llegar hasta él y no para apartarte de él. Dile a toda persona que con tu padre siempre estas y Dios siempre estará contigo junto a él.
(*) Pedagogo. Profesor de Enseñanza Primaria y Preescolar, Media y Superior en Filosofía y Psicología.