La lucha contra el tráfico de cocaína sigue siendo una prioridad para Estados Unidos, incluso cuando se esfuerza por combatir drogas sintéticas más letales como el fentanilo, dijo el director de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca, Rahul Gupta. 

El vertiginoso aumento del consumo de la droga sintética fentanilo en Estados Unidos llevó a algunos funcionarios, incluido el presidente de Colombia, Gustavo Petro, a pronosticar un descenso de la producción de cocaína en el país sudamericano, el principal productor mundial.

Sin embargo, en Bogotá, la capital colombiana, tras reunirse con Petro y otras autoridades, Gupta insistió el martes en que Washington no ha dejado de prestar atención al tráfico de cocaína.

“La producción, el tráfico y el consumo de cocaína siguen siendo una prioridad para nosotros”, afirmó Gupta. “Deberíamos ser capaces de abordar los desafíos tanto de las drogas sintéticas actuales, como el fentanilo, como la metanfetamina y otras, y al mismo tiempo las drogas de origen vegetal como la cocaína”.

A pesar de décadas de esfuerzos antinarcóticos, Colombia sigue siendo uno de los principales productores de cocaína y su Gobierno recibe constantes presiones de su principal aliado, Estados Unidos, para que reduzca la producción.

Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, los cultivos de coca en Colombia cubrían 230.000 hectáreas en el 2022.

El Gobierno de Colombia publicó un comunicado en el que afirmó que Estados Unidos aumentaría los fondos destinados a la lucha contra el tráfico de cocaína, pero Gupta no quiso precisar en qué consistiría dicho incremento.

Aunque Petro exaltó el año pasado los usos legales de la coca, principal ingrediente de la cocaína, como la fabricación de fertilizantes, Gupta opinó que los usos lícitos del cultivo harían más mal que bien. 

“Creemos que la industrialización de la coca es un beneficio neto negativo”, afirmó, y sostuvo que, aunque los beneficios serían marginales, una industria de este tipo crearía “incentivos perversos” para reclutar a campesinos que podrían pensar que pueden ganarse la vida con este cultivo.

En la producción y tráfico de cocaína en Colombia están implicados las guerrillas izquierdistas, bandas criminales conformadas por antiguos paramilitares de derecha y grupos de narcotraficantes involucrados en un conflicto de seis décadas que ha dejado más de 450.000 muertos.

 

Por Oliver Griffin 
Agencia Reuters