"¡Qué triste que no hayan dejado en pie aunque sea un peralte del velódromo... Han desaparecido los rincones donde se acunó la historia del deporte sanjuanino".

La popular se levanta como proclama de pasiones. En el pelotón viene el Payo Matesevach. La larga fila de multicolor que forman hombres decorados de barro y cansancio ha entrado por el costado tradicional del velódromo. Ya embalan. El muchacho de cabellera rubia gana la Doble Calingasta y enciende la felicidad.


Última vuelta de la final de Persecución. El gran Vicente Chancay, muchacho simple y amado, mantiene su ritmo de ballet y gana el campeonato argentino al mitológico "Cóndor" mendocino, Ernesto Contreras.


Es sólo un sueño. Dibujo en el pedestal de mis memorias lo que gloriosamente nos ha sucedido, pero no encuentro los rincones donde apoyar esas epopeyas. Es como la frustración de no poder rendirle amores a un desaparecido; como el dolor de no poder depositar flores en una tumba que ya no está. 


Las calles del gran Estadio se llenan de gente bulliciosa. En ese hervidero de triunfos y pasiones compiten con los nuestros el Boca de Marzolini, el Independiente de la delantera completa en la Selección Nacional, el River de Amadeo, el Racing de "Tucho" Méndez, el San Lorenzo de José Sanfilippo. Nos ganan por goleada. Pero el tiempo se encargará de otras historias, porque al promoverse los campeonatos nacionales, nos vamos equiparando a ellos y el "Pelado" Paz, en Sportivo, castiga el arco de un grande; el "Meco", Muñoz en San Martín, mete un chanfle que desaira al portero de la Selección. Los Ándes le gana al Boca tricampeón en la Bombonera, con un gol del "pájaro" Garro, que llevó de refuerzo de Independiente.


El velódromo mira extrañado las piruetas de "El Vasco", los triunfos de Mas y Rodríguez Catena con sus míticas Harley Davidson y el Speedway de autos antiguos promovido por López Gaído. Campeonatos argentinos de atletismo o de karate engalanan al magno escenario a tribunas llenas. Mi primera infancia atesora los entrenamientos del Sporting de Benmuyal, Ara y otros que no recuerdo, cuando San Juan era muy superior a Mendoza en Rugby. 


Se corre la final del Campeonato Argentino de Ciclismo en Velocidad. Viene el imbatible "Lilo" Jiménez, Campeón Panamericano y tapa de El Gráfico. Ha de competir, entre otros, con un desconocido para nosotros, un humilde José Fuentes, que ignorábamos era el campeón argentino. Contra todo pronóstico, Fuentes gana las dos series. Y hay que decir que muchos sanjuaninos fueron campeones argentinos de velocidad en ese escenario. 


¡Qué triste que no hayan dejado en pie aunque sea un peralte del velódromo, hubiera quedado hermoso!, y así la memoria abrazaría sus amores. Ha ingresado la noche con todo su silencio. Han desaparecido los esplendores y rincones donde se acunó la historia del deporte sanjuanino. Sollozan ausencia pájaros desencontrados. Se espantan de duelo en el viento Zonda los duendes ilustres que merodean el hogar desaparecido. Por eso digo que es un sueño.