Enfermedades biológicas, bioterrorismo, crisis climática, colapso de infraestructuras, ciberataques y armamento nuclear. Un cóctel de posibilidades de futuros megadesastres.

El vicedirector del Centro Nacional para la Preparación ante los Desastres, de la Universidad de Columbia, Jeff Schlegelmilch, está convencido de que la pandemia de la Covid-19 no será el único "megadesastre" al que nos enfrentaremos, especialmente en un mundo cada vez más expuesto al cambio climático y a internet. Por ello, sostiene que esta crisis debe servir para estar preparados para la siguiente catástrofe, que podría golpear en cualquier parte. "No sabemos con precisión qué desastres ocurrirán, pero sabemos los tipos de desafíos a los que nos enfrentaremos. Sabemos los tipos de relaciones que necesitamos para superarlos, ya sea una catástrofe que afecte a las infraestructuras, o relacionadas con la ciberseguridad o los conflictos nucleares", asegura Schlegelmilch.


Este experto acaba de publicar el libro "Rethinking Readiness. A Brief Guide to Twenty-First-Century Megadisastres" (Repensando la preparación. Una breve guía para los megadesastres del siglo XXI) donde hace un repaso a las que considera las cinco grandes amenazas que afronta el mundo: las enfermedades biológicas y el bioterrorismo, la crisis climática, el colapso de las infraestructuras, los ciberataques y el armamento nuclear. 

* La importancia de la comunidad

El experto identifica la comunidad, que sufre y afronta los desastres sobre el terreno, como uno de los elementos esenciales en los que hay que invertir para reforzar la resiliencia. "El mundo seguirá girando, tengamos o no suficiente información para tener confianza en nuestras decisiones o no. Entonces, diría que realmente necesitamos involucrarnos con la comunidad y asegurarnos de que existan relaciones que las empoderen", asegura el escritor del libro. Para él, uno de los errores que se han cometido tradicionalmente es imponer soluciones desde el Estado o desde grandes organismos. "Elevar las voces de la comunidad y aprovechar y apoyar esa capacidad que existe en su interior será mejor que suplantarla desde fuera. Creo que es la mejor oportunidad que tenemos para que esa recuperación sea una oportunidad para desarrollar resiliencia, en lugar de imponer soluciones y luego saltar al próximo desastre", agrega.

* ¿Cómo mejorar nuestra resiliencia?

Por eso, recomienda que, como individuos, más allá de prepararnos para cualquier eventualidad comprando el material que podamos necesitar ante una emergencia, invirtamos en nuestra relación con el vecindario y la comunidad porque en caso de una catástrofe, la ayuda que presentan los vecinos puede ser clave para la supervivencia y la recuperación. Pero además de estas conexiones horizontales, Schlegelmich insta a involucrarse más en política y a acudir a las urnas porque, según sostiene "ahora mismo, el incentivo (electoral) de los representantes políticos es invertir mucho dinero en la recuperación, no en la preparación y realmente necesitamos que los políticos elegidos respondan por la preparación".

* Flexibilidad ante la incertidumbre

Schlegelmich destaca la importancia de la flexibilidad a la hora de actuar ante la incertidumbre aparejada a las catástrofes. "Se trata de aprovechar la complejidad y la incertidumbre. En lugar de tratar de forzar la certeza y respuestas limpias y claras, hay que crear nuevos sistemas y enfoques que tengan más equipos multidisciplinarios y construir sistemas enfocados más en la creación de diferentes opciones que se puedan utilizar para adoptar la incertidumbre en lugar de intentar expulsarla de nuestro pensamiento", asegura. 

* La ciencia de los desastres

Schlegelmich dice que es necesario desarrollar y financiar las investigaciones científicas en torno a la preparación y el tratamiento de los megaesastres. Para el experto, la ciencia de los desastres se caracteriza por la "fusión de muchos campos de estudio diferentes" y necesita una gran diversidad de perspectivas, tanto científicas como de las comunidades involucradas. Esta investigación, sostiene, debe de ser no solo respaldada por entidades públicas o universidades, sino también por empresas, ya que, como se ha visto en este y otros megadesastres, la preparación o no ante el peligro afectará en diferentes grados a los distintos sectores económicos. 

* El próximo megadesastre 

Pasada esta pandemia, Schlegelmich considera que el mundo debe estar preparado no para el próximo megadesastre, sino para los próximos que podrían llegar debido a que las economías, cada vez más presionadas por los desastres, no invierten lo necesario en infraestructuras básicas y porque cada vez aumentan más las tensiones entre potencias nucleares. El experto suma además entre otras cosas una eventual pandemia de gripe, la crisis climática y los cada vez más comunes ataques informáticos de individuos y estados, como los intentos de Rusia de influir en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. Sin embargo, subraya que estos problemas pueden parecer abrumadores, pero no son imposibles de resolver.

Por Jorge Fuentelsaz
Agencia EFE