En el contexto del mercado internacional del vino la Unión Europea (UE) se ocupa especialmente del mercado vitícola dentro del marco legal que denomina política agraria común (PAC).


La importancia práctica de reseñar esas normativas surge ante la posibilidad de un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, ya que tales plexos legales comunitarios, no se van a modificar lo cual incluye a las reglas del sector vitícola que vienen desarrollando desde el año 1962.


Esos marcos de tratamiento de la cuestión han dado origen al diseño de mecanismos legales y de asistencias económicas diversas a lo largo de más de 50 años. Ente ellos se cuenta una reforma del año 2008 en virtud de la cual se intento resolver el problema de la sobreproducción de stock de vinos algo que ha conseguido resultados positivos importantes pero relativos.


Yendo al punto neurálgico de esta nota, hay que subrayar que esos bloques de políticas comunitarias hacia el sector vitícola incluyen asistencias públicas cuantiosas. Es decir, las normativas comunitarias prevén ayudas en partidas de euros de modo concreto a través de distintas condiciones y requisitos que validan su efectiva instrumentación.


Esas formas de ayuda estatal comunitaria son dos: la más tradicional consiste en mantener políticas de intervención directa y, a su vez, las más recientes a partir del 2008 han tenido por meta hacer más sostenibles los procesos productivos vitícolas. 


Pero además de esas ayudas en forma de fondos en euros constantes y sonantes bajo los aplicativos que sancionan las normas comunitarias, están otras medidas de comercio exterior tratadas como aranceles que se imponen a los productos de origen agrario que ingresan como importación a la Unión Europea.


Citando un cuadro comparativo publicado por este medio sobre aranceles entre el Mercosur, o, países que lo componen y la Unión Europea surge lo siguiente: "Los vinos fraccionados de Europa entran a la Argentina con un arancel del 20% y a Brasil del 27%. A su vez, la UE aplica a los vinos del Mercosur un arancel de 13 centavos de euros por litro, lo que significa aproximadamente un 5%. No es equitativo sellar un acuerdo cero x cero. La vitivinicultura de los países vitícolas de la UE reciben fuertes subsidios de sus gobiernos -de hasta 300 millones de euros/año por país-, mientras que en Argentina el Gobierno cobra hasta 10% en derechos de exportación. El efecto "arancel cero'', al mejorar los precios de los vinos europeos, y al ser la producción de la Unión Europea excedentaria, colocaría parte de sus vinos en el mercado interno argentino, en detrimento de la producción local. Del mismo modo, al abrir la importación sin arancel, los vinos europeos harán perder más mercado argentino en Brasil. Los vinos portugueses quedarían más baratos que los argentinos, los de Italia y España quedarían al mismo nivel, en tanto que Alemania y Francia se mantendrían por encima del producto argentino.''


Conclusión: Ante este contexto de normativas europeas que representan ayudas monetarias especificas hay que subrayar que Argentina no ha cuestionado de modo formal y conducente en el tiempo, ante el Órgano de Solución de Diferencias de la OCDE, tales fondos públicos a fin de que se reputen como distorsivos del comercio libre. De modo que se puede afirmar que un eventual acuerdo de libre comercio entre el Mercosur con la Unión Europea, va a dejar firme, validados y vigentes estos patrones de construcción de proteccionismo comunitario con lo cual el tratado mencionado, de suscribirse, se presentaría como muy poco equitativo. En todo caso, antes de la firma del tratado, deberían igualarse lo más posible los puntos de partida de ambos mercados agro-vitícolas.

Por el Dr. Mario Luna y el Prof. Fabián Núñez
Profesionales de Jáchal.