
Por el Dr. Juan C. Noguera Ramos (*)
A esta altura de las circunstancias, y en un mundo totalmente globalizado el único mandamiento, inclusive hasta religioso, que debería existir en el planeta, es el de "darse cuenta", como punto de partida a un mejor futuro, y en un
marco de inflexión, con una realidad que a todas luces es hipócrita en muchas sociedades, en especial la nuestra, producto de una realidad aparente, y en un contexto social negativo y casi irreversible.
Definitivamente, tenemos que darnos cuenta que en esta Argentina, la gente está "rota", que el país está "roto", que las instituciones están "rotas" y que la economía está "rota", entonces el desafío sería, ¿se puede vivir todos rotos?
Y… ¡ahora elecciones de nuevo! y luego vienen otras, y después otras, sin embargo, las piedras en el camino, no se allanan, sigue todo cuesta arriba, con la consigna de deslindar responsabilidades, l de "antes", o al que "está", pero jamás, con mea culpa.
En este escenario, aparecen los de "antes", como si no hubiera pasado nada, con la "sonrisita", y con un montón de cosas sin explicar, pero claro, la gente está "rota", y en situación de hundimiento, tal vez piensan, que cualquier palo en el mar sirve para que floten.
Y… sigue la parodia, que parece no tener fin, por otro lado, los que "están", también pecando por omisión, por su evidente inacción, dando, una justificación irracional, que lo que dejaron los de "antes", es tan grave que todavía no pueden torcer el timón y llevar el galeón a aguas tranquilas. Pero eso sí, son grandes estrategas, y lograron convencer a un capitán de navío enemigo y traerlo a la bitácora, para justificar los cañonazos que tiran a las moscas, con un costo altísimo, sin sentido y a mansalva, y la verdad es, que la gente sigue "rota", pero aguanta.
En este contexto, sólo una cosa es segura, y es que no ganará el mejor, sino que ganará el "menos malo", entonces sólo queda pensar en el "día después", y es entonces, donde no encontramos solución, ya que hace rato, nos fuimos todos al pasto y nadie nos limpia las rodillas, y el mundo, nos ve moquear, como niños y nadie nos acerca un pañuelo. Pero, ¿qué pasará el día después entonces? Y la respuesta es simple, ¡no pasará nada más de lo que ya sabemos que pasa! Entonces será, ¿que nuestro mayor problema es que perdimos la esperanza?
Seguramente, alguna vez en la vida comimos arroz blanco desabrido, porque no había otra cosa, pero con el afán esperanzador de que alguna vez en la vida, pudiésemos comer un bife de chorizo, en el restaurante de "Volpini",
cosa que con trabajo y suerte, lo logramos conseguir. Sin embargo, esta esperanza de mejorar fortuna, hoy parece haberse perdido en un contexto eleccionario polarizado, rancio complejo y económicamente asfixiaste.
Parece la letra justa para un tango de cuarta, lejos claro, de la poesía de Discepolin. ¿Será que nadie se anima a tirar la salsa antes de su vencimiento, porque nadie tiene coraje para hacerlo?, cuando la cosa es al revés, hay que
bancarse tirarla cuando todavía se puede comer, porque en realidad estás harto de la salsa, pero antes de tirarla, necesitas verla podrida, como garantía que aguantaste hasta el último momento.
La gente "rota" necesita curar los pedazos de vida destruidos, a como dé lugar, las perdidas, los desencuentros, los abandonos, las decepciones, los sueños frustrados y las promesas incumplidas, duelen, todo eso duele, pero no
podremos remediar esto, si no nos "damos cuenta".
(*) Abogado-Escritor
