Han existido autoridades de Cultura de la provincia de San Juan que al asumir no tenían la menor idea de quien era Ernesto Villavicencio. O que no sentían ningún interés por la difusión de la tonada y mucho menos por celebrarla cada 30 de noviembre, en coincidencia con el aniversario del natalicio del "Negro''. Quizá fue que no sintieron nunca el deseo de escuchar una tonada. Cuando en realidad cada ministro de Turismo y Cultura debería asumir al son de la cueca, la tonada y el vals cuyanos. Ahora, la diputada Daniela Castro (Frente para la Victoria), tuvo la iniciativa de preparar un proyecto de ley para declarar patrimonio intangible o inmaterial a la tonada, género musical folclórico conformado por cantos y melodías en el campo de la lírica, que tiene su origen en Asturias y Cantabria, en España. Es buena la idea, más aún cuando no se ha hecho lo suficiente por "instalar'' la tonada en los grandes festivales y en los escenarios nacionales. Hay artistas sanjuaninos que se privan de cantar una tonada en un escenario como Cosquín por temor a que no llegue al público.


Cuando DIARIO DE CUYO hizo público el proyecto de Castro, Raúl de la Torre hizo una reflexión que debería tenerse en cuenta, en el sentido de no abordar en solitario a la tonada como patrimonio inmaterial, sino hablar de música cuyana, incluyendo la cueca y el vals. 


Sólo algunos medios radiales y peñas o parrilladas se ocupan de la tonada con compromiso y tiempo de difusión. Si no fuera por ellos la agonía sería penosa.


Cuando algunos departamentos de la provincia arman sus festivales, más allá de la valiosa Fiesta jachallera de la Tradición, los intendentes o directores de Cultura tienen que peregrinar a la Capital y golpear puertas con dispar suerte. Si la tonada suena inapetente para algunos es porque no se entiende que su letra y entonación viene en la sangre del cuyano montañés, que es lo que somos nosotros, sobre todo los sanjuaninos: montañeses, y más melancólicos que tristes.


Como dijo el exrector de la Universidad Nacional de Cuyo, Edmundo Correas, el 15 de septiembre de 1939, en una conferencia titulada "Historia Espiritual de Cuyo'', y que transcribo en un libro de mi autoría "en la sangre mestiza del sanjuanino, mendocino o puntano, se confunde el orgullo hispano con la mística mansedumbre del aborigen humillado y escarnecido (...) Hay una fusión áspera de almas dispares que han creado un mundo íntimo, complejo y desconcertante. Carece de regocijos espontáneos y los busca no obstante sin hallarlos nunca porque a su espíritu inconforme presionan extrañas y nebulosas inquietudes''. Es decir, hay un cancionero de amor y de pena en el que aparece siempre el cariño imposible, la ingratitud de la amada o el dolor acrecentado por la ausencia. Ya en los años 40 del siglo pasado, Rogelio Díaz López (padre del periodista de DIARIO DE CUYO Rogelio Díaz Costa) y Pascual José Gallardo, de la Junta de Estudios Históricos de San Juan, alertaban en "Cancionero sanjuanino.

Contribución al estudio del folclore cuyano'', sobre la necesidad de "salvar'' al folclore (poesía y música) "del avance del cosmopolitismo''. Por eso, el proyecto de la diputada sanjuanina Castro merece el apoyo de todos quienes luchan diligentemente por defender nuestro acervo cultural en sus variadas y ricas manifestaciones. 

Luis Eduardo Meglioli,  Periodista. Secretario de Cultura y Turismo, Ciudad de San Juan.

Ernesto Villavicencio, uno de los máximos exponentes de la tonada cuyana.